Talavera ya tiene malo oficial y heroína salvadora
No son solamente los dirigentes del PP en Talavera los que piensan que detrás de la negativa de la Universidad de Castilla-La Mancha a implantar el Grado de Informática se esconde una maniobra de distracción. Buena parte de los dirigentes vecinales que el otro día exigieron en la reunión de la Federación de Vecinos el reconocimiento como Campus de Talavera y la ampliación de titulaciones, también están convencidos de ello. Desde el PSOE y desde el Gobierno regional, como es natural, lo niegan; desde las filas podemitas de Ganemos Talavera, echan una mano a su aliado, y como casi siempre pretenden que el lenguaje solucione los problemas que no resuelve la realidad: grados tecnológicos relacionados con la ciudad.
La maniobra digna del tratado “De la guerra” de Karl von Clausewitz consistiría en echar por delante la pesada y lenta artillería con el Rector Magnífico (o cojonudo, que diría Senén el serruchero) a la cabeza, para que recibiera la primera granizada de la ciudad, para luego en un movimiento envolvente y rápido hacer aparecer en el momento justo y cuando la situación se convierta en desesperada, la ágil y veloz caballería de la PSOE regional, encabezada por la actual consejera de Fomento, la talaverana Agustina García Élez, que como las tropas del prusiano Von Blücher en Waterloo decidirían el signo de la batalla.
A uno, la verdad, aunque en política ha visto casi de todo, más que una maniobra de batalla en una guerra, le parece más una comedia de enredo, en la que los protagonistas han acabado por no saber la puerta de salida y entrada que les corresponde en ella. Que uno sepa la UCLM se mantiene en un noventa por ciento de su presupuesto con los fondos públicos que desde su fundación año tras año le inyecta el Gobierno regional de turno, y, cualquiera sabe que desde su misma fundación la decisión de romper la universalidad de sus saberes en diferentes campus, por aquello del café para todos proclamado desde el primer desarrollo del título VIII de la Constitución, fue una decisión política. Desde entonces es imposible que un criterio de racionalidad se pueda imponer en esa Universidad sin que alguna parte se sienta agraviada.
Y es que, y en eso tienen total razón los talaveranos que muchas veces no miran hacia ellos mismos en la parte de responsabilidad que en la decadencia de su ciudad tienen, desde la Administración regional nunca se ha correspondido a Talavera, de acuerdo al peso de su población y de lo que representaba en el conjunto de la región en el momento de su fundación. Cada concesión desde Toledo, y el mejor ejemplo es el “no campus” talaverano, se ha logrado a base de presiones, manifestaciones y plataformas reivindicativas encadenadas. Ahora parece que algo hemos avanzado: desde la capital regional se opta por una buena puesta en escena. Está en pie el vodevil, hay enredo y desenlace, malo oficial de apellido Collado y primera dama salvadora de nombre Agustina, como la de Aragón. ¿De que se quejan los talaveranos?