Cospedal en la encrucijada
Decíamos tal que antier que en política un año puede convertirse en un siglo y un solo día cambiar a negro todo lo que era blanco. Mariano Rajoy salió por la mañana, al día siguiente de la aprobación de los presupuestos en el Congreso de los Diputados, como don Quijote de la venta, “tan contento, tan gallardo, tan alborotado por verse ya armado caballero, que el gozo le reventaba por las cinchas del caballo” y de pronto se encontró con la jerigonza del vizcaíno, los palos de los arrieros y la coña del ventero, la Maritornes y don Miguel que lo fundó. De un horizonte político despejado de dos años y con la potestad de convocar elecciones a su antojo, al retiro en Santa Pola, que no es mala plaza para un registrador de la propiedad. De la Casa de la Pradera al duplex de toda la vida en una urbanización de postín, que no en Galapagar que es tierra de Victorinos, de paletos con talento de ganaderos y de chaletes de a seiscientos mil euros para el proletariado. De la presidencia del PP al meritoriaje en una fundación pepera y en el Consejo de Estado como jarrón chino. Una semana y todo al carallo. Naufragio en la Costa da Morte y desguace en la ría de Arousa.
Así que no es extraño que a María Dolores de Cospedal le haya dado un absceso de melancolía y haya salido recitando el monólogo de Hamlet ante las cámaras de TV: “Ser o no ser…”. La cosa no es para bromas. Eso sí, por si acaso, sin que nadie al final sepa si baja o sube la escalera. Y es que María Dolores haría cualquier sacrificio por el PP, menos el de facilitar que su íntima enemiga sustituya al gallego de sus entretelas, que en la vida política de esta española que besa como nadie cuando besa de verdad, no hay otro hombre que Mariano Rajoy, y lo de un tal Aznar mejor olvidarlo. Que aquí, presidentes, presidentes, Adolfo Suárez y Mariano Rajoy, que lo de González y Aznar sí que eran tiempo de “corrutos” y "corrutelas".
Así que una, que es muy decente, aunque no acierte con el peinado casi nunca, está en su derecho de ponerse en la encrucijada y amagar con largarse, que es lo que les pone a Nacho Hernando y a García-Page. Pero antes, bombardeo preventivo por si a la jodida chiquinina le da por presentarse y empiezan los papeles a sacarla tirada en la chaise longue aquella en la que aparecieron en el Vogue las ministras de ZP. Que la Sorayita tiene El País, la Cuatro, la Sexta y Telecinco y a una en cuanto pueden la sacan despeinada y por el lado malo, que es el izquierdo como el de Julio Iglesias. Y así no. Por lo pronto, o Feijóo, o me tiro al ruedo. Estás avisada rica. Lo de García-Page y Nachete no toca ahora.