Emiliano García-Page ha confesado estar “perplejo y muy preocupado” por la historia del relator, mediador, que el doctor Sánchez se ha inventado con el primer propósito de que la vicepresidenta Carmen Calvo explique en su cátedra de La Moncloa lo que no aciertan a entender sus propios compañeros. Una hora de reloj le costó a doña Carmen el ejercicio pedagógico de explicar lo inexplicable, y al final uno de los suyos, el presidente de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, salió con aquello, que parece sacado del Oráculo Manual de Baltasar Gracián, de que “lo que es difícil de explicar es difícil de entender”; Javier Lambán, presidente de Aragón, con “no traicionar al Estado para aprobar un presupuesto”, y, García-Page con su perplejidad, una palabra que el diccionario define como “irresolución, confusión, duda de lo que debe hacer en algo” o “el estado de ánimo de quien se encuentra perplejo o sin saber que hacer”.
Y es que no es para menos, porque la decisión del secretario general del PSOE de seguir erre que erre con lo suyito, que es La Moncloa, ha sumido a los tres barones socialistas que mantienen el poder de sus territorios en el desconcierto, por la sorpresa y el impacto, de lo que es difícilmente entendible, y que ha acabado en ese estado de confusión, incertidumbre e irresolución de decidir por dónde tirar.
Por lo pronto, Emiliano ha lanzado lo de la convocatoria del Consejo Territorial del PSOE, un órgano formado por los secretarios generales de las diversas comunidades “para hablar con claridad y todos”. Porque esa es otra, desde la llegada de Sánchez a la Secretaría General del partido del puño y la rosa los silencios de los barones en cuanto pisan Ferraz son tan sonoros como aquellos poéticos de Juan Ramón Jiménez o aquellas soledades de San Juan de la Cruz. Claro, que lo de este Consejo Territorial, me temo después de la toma del poder de Sánchez apoyado en las bases del partido, tiene tanto valor como la palabra dada delante del Parlamento prometiendo elecciones en la moción de censura. Lo último que hará Sánchez será convocarlo y arriesgarse a que se convierta en un carajal, que diría Mariano Rajoy.
Mientras tanto, lo único que se le ocurre a uno es recomendarle a Emiliano que repase esa Guía de los perplejos o descarriados del judío cordobés Moshe ben Maimón, nuestro Maimónides, por si enredando entre los vericuetos de la teología hebrea y la Thorá encuentra la resolución, la decisión y la fe para superar ese estado de perplejidad que tan nocivo es para la buena salud. Tómelo en pequeñas dosis, y huya como del diablo de lecturas tan perturbadoras como ese denominado Manual de resistencia y de su autor.