De la desaparición de Girauta a la paconeta de Núñez
Las campañas electorales son tan aburridas y previsibles que los chicos de la prensa andan a la que salta y sacan leche de una alcuza en cuanto el político de turno se salta el guión. Por lo pronto todo el mundo busca al flamante diputado electo por Toledo por Ciudadanos, Juan Carlos Girauta, que parece que se lo ha tragado la tierra después del veintiocho de abril. Algunos apuntan a que tiene permiso de su jefe Rivera para perderse por alguna playa con uno de esos rolletes de primavera que tan bien vienen tras el trabajo bien hecho. El hombre ha conseguido su objetivo de ser diputado por Toledo pero ahora parece que no es tan conveniente que hable tan claro sobre sus pactos con Page y se le han quitado del medio. Dicen desde Ciudadanos que se trata de no quitar protagonismo a Carmen Picazo, pero el personal está con la mosca tras la oreja. El omnipresente Girauta ha desaparecido. Cualquier día aparece por el Algarve en plan Hola o Sálvame y negando lo que dijo sobre Page y el PP.
García-Page no se la juega al bonito juego de las ocurrencias. Lo suyo es una campaña clásica de dos mítines diarios, visita a ferias, fiestas y romerías de toda clase y condición y sesión de fotos hasta agotar las baterías de los móviles con todo aquel que se acerque a él. Se le nota la escuela de Bono y alterna fotos y besos con la naturalidad del que no ha hecho otra cosa toda la vida. Anteayer en la caseta del PSOE de Talavera no se cansó de abrazar, besar y posar bajo el rigor de unas temperaturas plenamente veraniegas. Algunos desde la acera de enfrente se acordaban de aquella feria en la que Adolfo Suárez Illana, aspirante a presidir la Junta de Comunidades, en las filas del PP, se negó en redondo a servir un plato de paella a sus afiliados.
Mientras tanto Paco Nuñez ha dado una alegría a los periodistas que cubren los actos de su campaña y les ha cambiado la “paconeta” de los primeros días por una paconeta plus en la que no falta de “ná”. Y es que, si además de aguantar la rutina de cada día, la música de campaña y la repetición machacona del argumentario de campaña, hay que trabajar como si se estuviera vendiendo fruta en una fragoneta, apaga y vámonos. La venida a la región de la candidata a las europeas tuvo la culpa. Se espera que la “paconeta” no vuelva a la carretera.
Y la ocurrencia de la semana, ¿cómo no?, tenía que venir de José García Molina que pretende cambiar el Corpus de toda la vida de Dios, que él adjudica a Barreda, -“aunque sea más de Cospedal”- por el “Día de la Familia”, que se celebraría, ni más ni menos, que el 15-M.
A García-Page le ha faltado tiempo para chotearse de la propuesta. Le faltó añadir que las familias celebrarían la efeméride en la Puerta del Sol al grito de “No nos representan”. ¡Qué castigo!