A la hora de pactar, tras unas elecciones, lo políticamente correcto es aplicar la fórmula que popularizara y registrara para siempre Julio Anguita, con su machacón programa, programa y programa. Es verdad que en principio casi todos la ponen como la gran condición y pocas veces se transmite al ciudadano lo que al final resulta un intercambio de cromos y sillones. Es inevitable, porque al fin y al cabo para el político nada tiene sentido sin el poder. Lo de programa, programa, programa, es lo que todos repiten cuando justifican un pacto de gobierno, pero casi siempre, detrás hay otra cosa mucho más tangible. El ingenuo que lo olvida se lleva una sorpresa. Y me temo que el sábado, en los salones de plenos de los Ayuntamientos de Ciudad Real, Guadalajara y Albacete, más de uno se sentirá sorprendido, porque, cuando todo indicaba que Ciudadanos optaría por gobiernos de centro de derecha con alcaldes del PP, nadie a estas horas apuesta porque la fórmula salga adelante.
Y es que de nuevo los estrategas del PSOE de García-Page han demostrado que llevan mucha ventaja a los inocentes negociadores del PP de Núñez. El discurso del programa, programa, programa del centro derecha, se ha derrumbado como un castillo de naipes en cuanto con un golpe de audacia y realismo, la gente de Page ha puesto sobre la mesa lo que a cualquiera interesa: poder, poder y poder. Dos años gobiernas tú, dos años gobierno yo. Dos años tú eres alcalde, dos años lo soy yo. Tan claro, tan rotundo, tan tentador y tan simple como tocar poder, aunque sea la mitad del tiempo que imaginabas. ¿Quién no dudaría? Y como es lógico el PP descolocado y fuera de juego, por mucho que se empeñen en transmitir que se sigue negociando y existe sintonía ideológica y programática entre los negociadores.
La jugada no puede ser mejor para el PSOE porque en cualquier caso, y aunque no salga, o salga adelante, parcial o totalmente su propuesta, ha conseguido introducir un elemento en las negociaciones de sus adversarios con el que ninguno de ellos contaba. Los fontaneros de Page y Vaquero han introducido la duda entre el PP y Ciudadanos, y, o mucho me equivoco, o la fórmula del reparto del tiempo de legislatura será la que el sábado se impondrá en más de uno de esos ayuntamientos, sea con rotación de centro izquierda o de centro derecha. El PSOE, ha encarecido la negociación y ha puesto un precio de esos, de los que parecía que los partidos que venían a regenerar la vieja política, no estaban dispuestos a pagar. Todos pagarán un precio con el que no contaban. Nueva política, tan vieja como el mundo.