El río Alberche es uno de esos ríos, que como tantos en España, tras la constitución del Estado de las Autonomías, está destinado a vivir en conflicto permanente. Don Miguel Primo de Rivera y su equipo de regeneracionistas herederos del espíritu de Joaquín Costasostenían que la única división posible en España era la que se hiciera tomando como base las cuencas hidrográficas. La Geografía que facilita la Historia y el agua como el nexo de unión o fuente de conflictos permanente.
El Alberche nace en la provincia de Ávila, en las inmediaciones del Puerto del Pico. Sus fuentes principales están situadas prácticamente en el mismo kilómetro cuadrado que las del Tormes, un río que nunca vacilará en su camino natural, siempre tierras de Castilla la Vieja, hacia el Duero. El Alberche sí, porque en su curso alto y medio, mientras discurre abriéndose camino por el Sistema Central en tierras de Castilla y León, corre de oeste a este, para luego trazar el arco con el que penetra en la comunidad de Madrid y variar su curso en la dirección contraria para recorrer tierras toledanas y morir en el Tajo en Talavera. Tres comunidades y tres fronteras artificiales de las que querían evitar Primo y sus ocurrencias hidrológicas.
La primera guerra del agua del Alberche se desató ya hace unos años en Talavera, cuando los regantes del canal del Bajo Alberche se vieron obligados a cambiar las aguas con las que siempre regaron, por las del Tajo. Cambiaron agua limpia por aguas fecales. No hubo alternativa y por eso la reivindicación de las aguas del Alberche van unidas a la de la recuperación del Tajo con aguas en abundancia y limpias.
Ahora en la zona abulense de los pantanos de San Juan y El Burguillo, con poblaciones como El Tiemblo, Cebreros, El Barraco, San Juan de la Nava, Navaluenga… se ha desatado la penúltima guerra del agua. Los municipios que desde la construcción de esas presas vieron como se desarrollaban los usos recreativos y turísticos en sus aguas ven este verano como quedan reducidos a la mínima expresión y notan la consiguiente y negativa repercusión económica de la situación.
Culpan estos municipios a la Comunidad de Madrid y al Canal de Isabel II de un uso abusivo del agua y de arruinar a la zona, mientras Madrid y la empresa de aguas remite a las competencias de la Confederación Hidrográfica del Tajo y a los seis y medio millones de usuarios a los que hay que abastecer de agua para uso doméstico… En fin. Nada que desconozcamos en la región y sobre todo en el alto y medio Tajo… La novedad es que en la moción que propicia el PSOE en la Diputación de Ávila, se habla, como no podía ser menos, de la deuda histórica contraída por Madrid por detraer un recurso que ha propiciado su propio desarrollo y el parón del de los demás.
Uno piensa que las de Primo, muchas veces, eran algo más que ocurrencias.