Por mucho que los dos partidos que han gobernado a nivel nacional y regional se esfuercen en señalar las contradicciones del adversario en el debate del agua y el trasvase Tajo-Segura, el mensaje y el rendimiento en votos, uno lo considera amortizado. Unos y otros han vivido la situación de gobernar en la región clamando contra los trasvases del Tajo, mientras un gobierno nacional del mismo signo ordenaba y ordena trasvases al mismo ritmo del precedente de signo político contrario. Bono y Barreda lo tuvieron tan fácil en los tiempos de Aznar, como Cospedal en los de ZP. Solo a un iluminado o a alguien que no se entera de qué va la película se le ocurriría salirse del guion que desde la constitución del Estado de las Autonomías han marcado los nacionalistas. En el debate del agua unos y otros defenderán la caducidad del trasvase en CLM y su perpetuidad en Murcia y Levante. El discurso nacional está amortizado y a lo más que se atreven es a señalar la necesidad de un pacto nacional del agua que le suena a uno a lo mismo que el pacto nacional por la Educación.
Y con los partidos de nuevo cuño, regeneradores o populistas de izquierda y derecha ocurre lo mismo. Pongan a un diputado de VOX, Unidas Podemos o Ciudadanos a hablar de agua y trasvase sobre una tarima en una plaza de Cartagena o en Talavera y comprobarán como halagan los oídos a la clientela. Algunos de ellos, tan radicales en muchas otras cuestiones, cuando aparece el tema del agua no dejan de reproducir el esquema consabido.
Con toda la lógica del más puro nacionalismo, al PP de Paco Núñez le ha faltado tiempo para desmarcarse de la proposición no de ley que el PP a nivel nacional presentará en el Congreso de los Diputados en contra de la incorporación de los municipios ribereños a los órganos de explotación del trasvase y, con toda lógica, el PSOE de Emiliano García-Page recurre la decisión de trasvasar veinte hectómetros cúbicos del Tajo, mientras la Plataforma de Defensa del Tajo y el Alberche denuncia que en Murcia se acumulan ya ciento sesenta y seis hectómetros cúbicos procedentes del Tajo.
Y está claro que mientras en España perviva el estado de las autonomías, con los excesos que propició el “café para todos” de Adolfo Suárez, el discurso nacionalista, patente en temas como el del agua, no hará otra cosa que avanzar, dividir y llenar de contradicciones a aquellos que aún pretenden mantener un mínimo discurso nacional. Eso sí, el trasvasismo, con reforma autonómica y sin reforma, está claro que pasará al baúl de la historia. Sólo lo sostiene hoy la incapacidad demostrada por unos y otros para buscar una alternativa y, como decía José María Barreda, el mayor número de votos y la debilidad política de CLM frente al Levante. Mientras perviva nadie va a ser tan tonto de dar alas al adversario. Debate amortizado.