Bienvenido a la república independiente de Tarancón
Por lo que se ve en las fotos, el I Encuentro de Castellano-Manchegos por la III República, celebrado el sábado pasado en la sede de CC.OO. en Tarancón ha sido todo un éxito: once asistentes, si contamos al que tiraba las fotos, y que tocaban, como representantes legítimos a una asociación republicana y media, cada uno de ellos, entre foros, círculos, ateneos y repúblicas independientes de su casa. Todo con el objetivo, consumado y alcanzado en todos sus puntos a lo largo de las intensas horas de debate que se sucedieron a lo largo de la jornada de constituir una Plataforma Unitaria por la III República, que ya se sabe que el actual sistema no es otra cosa que la herencia sediciosa del dictador y bla, bla, bla…
Ya dijo alguien sobre la I y la II República que aquello fueron repúblicas sin republicanos. La I porque los cuatro que había eran una minoría alejada de la realidad e instalada en las cátedras, y la II porque la derecha muy pronto viró hacia la monarquía que añoraba y la izquierda hacia la revolución. Los verdaderos republicanos, sinónimos de demócratas, fueron ahogados en medio. El resultado: la radicalización de los extremos y una Guerra Civil en las que los dos bandos fueron víctimas y verdugos. Ortega y Gasset lo avisó: “No es esto, no es esto…”. La tercera España, la del exilio y la del interior, fue la única capaz de mantener los verdaderos valores republicanos en un tiempo en el que, mirando a Europa, precisamente los valores demócratas y liberales no gozaban de la mejor prensa ante la presión de los totalitarismos de izquierda y derecha.
Con el nacimiento de Podemos parecía que se animaba la cosa de la república y no faltaba quien volvía a la máquina del doctor Guillotín como remedio a todos los males. La sangre no llegó al río y hoy nuestro Robespierre le pide a Felipe VI que medie y borboneé como un Don Niceto Alcalá-Zamora cualquiera, para que Sánchez acepte su coalición, quizás por aquello de bajar a la monarquía al barro de la política o porque aún no se ha enterado los que significa una monarquía parlamentaria del siglo XXI. Así que la república la sacan Echenique, Colau, Iglesias y Monedero sólo cuando no hay otro remedio. Ven que la cosa tiene poco tirón y mucho más cuando se asoman a plataformas unitarias repúblicanas como la patética reunión de Tarancón, en la que hasta a uno, que se confiesa monárquico por lo barato que sale mantener a una familia en vez de celebrar elecciones cada cuatro años y gastar una pila de millones, se le cae el alma a los pies viendo presidir la reunión una bandera tricolor, sin plancha, sin escudo y como si alguno de los asistentes la hubiera sacado en el último momento de la faltriquera o de la faja. Un éxito de organización y de imagen. Ya digo: eso no lo compra ni Pablo Iglesias. Sólo faltaba un vídeo musical con el himno de Riego en versión de dulzaina.