El tema es un clásico en los pueblos españoles: las cofradías de Semana Santa contra el cura recién llegado que quiere imponer otro orden a las procesiones, o contra el obispo o el sursum corda que se ponga delante porque “se nos llevan el Cristo”. Ahora le ha tocado a Almagro, a don Gerardo Melgar, obispo de Ciudad Real; a don José Antonio Barrajón, presidente de la Junta de Hermandades de la ciudad; y al Santo Cristo de las Aguas.
El caso es que don José Antonio Barrajón acusó al obispo y a todos sus pastores de robar la imagen del Cristo y el obispado contestó con un comunicado que sonó al primer “cristazo” de una guerra que, por ahora, se ha cobrado la dimisión del presidente tras una carta de réplica a la altura de la del obispo. Si en la carta del obispo Melgar se descalificaba la petición de Barrajón por “el tono provocativo, de sospecha, populista y ofensivo”, el tal Barrajón no se ha quedado atrás y se ha despachado contra “el señor obispo y sus legítimos pastores” con una mala leche que ni los cristeros mejicanos cuando aquellas guerras de religión en la que no dejaron un cura sano.
¡Qué tío! Que resulta que dice que tiene estudios de Teología en el Centro de Estudios de Sevilla y en la Facultad de Teología San Vicente Ferrer de Sevilla, lo que no es moco de pavo, y se lo restriega por la cara a “cualquiera que haya estudiado en un seminario de provincias, llámese Palencia o llámese Ciudad Real”; de lo cual uno saca que, como el que ha ido a Harvard o a Oxford, en la cosa de la Teología no es lo mismo ser cura por Salamanca que por Murcia, por poner un suponer, que decía el otro. Y la cosa no para ahí, que para demostrar lo que son estudios en Sevilla y en Valencia, que no en Palencia y Ciudad Real, se suelta un párrafo que ni al mismo Lutero le hubiera salido tan redondo: “Sólo hay que observar la calidad Teológica y Espiritual de muchos pastores de esta tierra, más preocupados de acaparar riquezas, propiedades y obras de arte que de predicar el Evangelio de Jesucristo…”.
Total, que don José Antonio Barrajón tiene todas las trazas de ser un cura rebotado, cabreado, frustrado en su vocación y con ganas de arrear unos cuantos cristazos a los antiguos colegas, que, por lo que se ve, no le llegan en estudios, currículum eclesial y servicios a la Iglesia Católica a la altura del borde de la sotana, cuando dice que ha dedicado “más tiempo y años al mantenimiento de la Iglesia de Ciudad Real que ese señor venido hace poco de una aldea de Palencia.” Y en esto habría que recordar al señor Barrajón aquello que nos enseña el célebre Carulla en uno de los ripios de su 'Biblia en verso': “El niño Jesús nació en un pesebre / donde menos se piensa salta la liebre”. Don Gerardo es de Palencia y Jesucristo de Belén.