En Toledo es sabido que hurgas un poco con un palito en la tierra y te sale un visigodo. El bueno de Fernando Barredo, el artista que se hizo famoso en toda España con aquel discurso en Vistalegre como el “feo de Podemos”, presume de tener en la cueva de su casa en pleno casco histórico el fantasma de un visigodo del siglo V. Allí llevó un día a la amiga psicóloga Ana Ángel Esteban, que escribe en este papel digital, para que comprobara que la cosa tenía su miga y no eran imaginaciones. El fantasma del visigodo aparecerá o no, pero como las meigas gallegas, haberlo haylo. En Toledo, ya digo, hay que tener dos bemoles para ponerse a “jarbar” en casa y ahí está en la Vega Baja toda una operación urbanística en la que venía hasta el mismísimo Corte Inglés para contarlo.

Ahora, como no podía ser de otra manera, un cura, Francisco Javier Hernández, párroco de Santa Eulalia, se ha arremangado por aquello de arreglar unas humedades y le ha salido el visigodo de turno, que en este caso el hombre ya se olía que la “ñapa” de la humedad le saldría por un pico si tenía la suerte de que el visigodo no apareciera o le saliera a veinte centímetros del suelo. Y es que en Santa Eulalia, una de las parroquias mozárabes de Toledo que los arqueólogos encargados de la excavación, Samuel Rodríguez y Javier Peces, datan en el siglo XIII, allá cuando las Navas de Tolosa, han aparecido indicios de una construcción visigoda y un fondo de tres metros por excavar hasta el nivel de la roca. Los arqueólogos se frotan las manos con el hallazgo y el cura, el hombre, se debate entre el amor a la cultura la arquitectura y el arte y la factura de la ñapa tonta, que comenzó con una humedad de mire usted a ver si lo arreglamos con un poco de silicona y cemento.

Total, que cuatrocientos mil euracos tienen la culpa y menos mal que, además del Arzobispado y sus convenios, una fundación privada respalda la obra y la asociación de Guías de Toledo se ha lanzado con Sonia Gómez y Luis Miguel Maeso a enseñar la iglesia y los trabajos con visitas guiadas cuyos ingresos irán dedicados a los trabajos.

Los visigodos de Atanagildo y el undécimo Concilio de Toledo están más cerca y todos los toledanos de tener otros cuantos visigodos rescatados como vecinos. Tanto visigodo hay en el subsuelo toledano que en el concurso abierto por la Concapa para encontrar el colegio más antiguo de España estaba cantado también que sería uno toledano, Nuestra Señora de los Infantes, el que sacara de su archivo al visigodo Amalarico y a la escuela catedralicia como origen de su centro y sus “seises”.