Por mucho que le duela a un sector de la sociedad española, que ve en la fiesta anglosajona de Halloween una forma de colonialismo cultural o una falta de respeto hacia la fiesta de Todos los Santos, la fiesta está sólidamente implantada y cada año se demuestra con las proliferación de fiestas en cualquier rincón de España.
El sector laico, agnóstico o no creyente, que contemplaba la celebración como la adopción de una costumbre que nada tenía que ver con nuestra cultura, hace tiempo que se rindió. Incluso una parte de los que en un principio se oponían no tardaron en asimilarse a una corriente mayoritaria que encontraba un excusa para celebrar una fiesta en unas fechas en las que por tradición se decretaba el dolor general. El hacer lo contrario a lo que siempre se ha hecho tiene siempre su atractivo. La iconoclastia y la contestación a las imposiciones que vienen de la tradición hicieron el resto.
También, pienso siempre en sectores minoritarios, las ganas de molestar a los creyentes en el más allá y de romper con esas creencias han tenido su peso. Halloween ha triunfado entre los jóvenes y se ha instalado con toda naturalidad en su calendario festivo. Dicen que la escuela, como en el resurgir de los Carnavales, también ha tenido mucho que ver, pero en la escuela todos los días hay miles de docentes que se esfuerzan cada día por transmitir, normas y valores y se estrellan contra la realidad en cuanto los alumnos salen de la escuela. Halloween alcanza el éxito de la misma manera que muchos otros mensajes de padres y maestros fracasan.
Se ve que en las nuevas generaciones hay una predisposición a tomarse la muerte de una manera muy diferente a las de las generaciones precedentes. Para que un mensaje cale es necesario predisposición para ello y en esto de Halloween se nota que la hay, aunque solo sea por el hecho de la diversión. Contra la juerga y el desmadre generalizado es difícil luchar y uno siente que en esto hay otra batalla perdida.
Pero hay gente que no se rinde y, por lo que veo en la prensa, el Arzobispado de Toledo no ha perdido la moral y sigue dando una batalla difícil de ganar con el Secretariado de Ocio, Tiempo Libre y Campamentos, que organiza para el jueves en Toledo y por sexto año consecutivo una jornada de “Holywins”, que a uno le suena a contraataque contra la ola general y una forma de intentar sacar a los jóvenes creyentes de la dinámica general.
La verdad es que uno piensa que estos promotores de la jornada con Santa Misa, concierto oración y evangelización callejera tienen más moral que el Alcoyano.