Ciudadanos ha amagado con romper los pactos municipales con el PSOE de Castilla-La Mancha. El tema tiene su importancia porque, aunque en las Cortes regionalesEmiliano García Page goza de una mayoría aplastante, la gobernabilidad de Guadalajara, Albacete y Ciudad Real depende del acuerdo por el que ambas formaciones se repartieron las alcaldías. Todo viene provocado por la actitud de rechazo de Pedro Sánchezante los continuos ofrecimientos de Inés Arrimadas para conformar un pacto con los constitucionalistas, y no depender de aquellos que ponen en cuestión los cimientos de la Constitución del setenta y ocho y de los que simplemente les interesa un comino la gobernabilidad de algo que se llama España.
Primero en el Congreso de los Diputados, y luego a través del secretario de Organización del Cs en la región, se ha lanzado la idea poner en cuarentena los pactos con Emiliano García-Page. El argumento en que se apoyan sería la sumisión de los diputados del PSOE a los deseos de Sánchez y la negativa de García-Page a dar las órdenes oportunas para que esos diputados se hubieran negado a refrendar la coalición y el gobierno Frankestein, que decía Rubalcaba, y el mismo Emiliano, tal que anteayer.
Pero que nadie se alarme, porque si los portavoces de Cs en el Congreso de los Diputados y el mismo secretario de Organización en CLM, Alejandro Ruiz, abrían esta posibilidad, inmediatamente, desde los grupos municipales especialmente afectados, esa posibilidad se ha cerrado. La primera, Eva Masías, la actual teniente de alcalde del Ayuntamiento de Ciudad Real, que ni por asomo se ve rompiendo un pacto que le permitirá ser alcaldesa los dos últimos años de la legislatura. Y lo mismo que con Eva Masías, que ha sido tan ingenua de no ocultar su ferviente deseo, pasa con los dos compañeros de Guadalajara y Albacete, que se quedarían sin gozar del sillón de alcalde.
Esos pactos no se van a romper, simplemente, porque desde el minuto uno de esta comedia, en Cs en CLM se ha abierto la doctrina de que una cosa es Sánchez y otra cosa es Page. Ya Page, como responsable de un partido en un territorio, no le quedaba otra que plegarse a las decisiones de su secretario general y administrase una buena porción de aquella vaselina que pretendía que los Reyes Magos no le trajeran.
Así que nada de nervios en CS. El relato está atado y bien atado. Es la doctrina Page y la doctrina de la PSOE, que un día no permite dormir tranquilo con un aliado y al siguiente se encama con él. Una cosa es Sánchez y otra Page. Y si hace falta, Fernando Mora y Sergio Gutiérrez les echan una mano para componerlo. Se les da de miedo. La culpa la tiene el PP.