Paco Núñez, presidente del PP en Castilla-La Mancha, ha pedido un pacto a Page. Su iniciativa la ha registrado en las Cortes regionales, que es la institución en que deben tratarse estos asuntos, aunque ya se sabe que cuando se trata de hacer los mejores pactos casi siempre salen de debajo de un mesa camilla. La experiencia dice que para que un pacto político salga adelante se necesita discreción. Es imposible pactar a través de los medios de comunicación y añadiendo adjetivos al contrario con el que se desea pactar.
La gente de Podemos en sus primeros tiempos, cuando pretendían parecer otra cosa de lo que en realidad han demostrado ser, reivindicaban negociaciones televisadas en directo, no sabe uno si pretendiendo registrar para la causa un nuevo formato de “reality” televisivo para la cadena amiga. ¡Luz y taquígrafos! Clamaban. Pero la realidad es que el único pacto consistente que han sacado adelante fue posible porque nadie suponía que, tras las noches de insomnio provocadas por la idea de Iglesias en el gobierno, estaban dedicadas a pactar un gobierno con la pesadilla de Sánchez como vicepresidente. Lo de pactar con la televisión como testigo se quedó en el camino.
Lo primero que tienen que hacer si quieren pactar de verdad Paco Núñez y Emiliano García-Pagees ahorrarse los adjetivos para calificar al adversario. A continuación preparar la mesa camilla y poner el puchero de los pactos a la lumbre. Luego, como hizo Sánchez, con el gobierno Frankestein, darnos una sorpresa.
García-Page, al contrario que Sánchez, no necesita pactar nada. Pacta con Ciudadanos, aunque sabe que eso no es algo más que un brindis al sol. El pacto mollar es el del PSOE con el PP, porque los dos partidos en CLM, en realidad luchan por el mismo espacio electoral, aquel caladero del que habló Pepe Bono en una de sus epístolas a los pesoenses.
Y como Emiliano no necesita demostrar su moderación y su centralidad, se puede permitir mandar por delante a Fernando Mora o a Sergio Gutiérrez, que son consumados maestros en el uso de los adjetivos de cabreanza y así no hay manera.
Paco Núñezdebe también, como hacía el maestro Pla, tomarse un tiempo antes de añadir adjetivos para la pesoe, y buscar un lugar discreto donde instalar la mesa camilla de hacer pactos. Luego, a la manera de Pla, sacar el cuarterón de tabaco picado, liarse un cigarrillo, y esperar pacientemente a que le vengan a la cabeza los adjetivos apropiados. Incluso, si prescinde ellos, mucho mejor.