Un avión que vuela solo y sin gasolina
En la base de los Llanos han echado a volar un avión que vuela solo y sin gasolina y uno inevitablemente se ha puesto en guardia. Después de lo del aeropuerto de Ciudad Real, cuando uno oye hablar en esta región de algo que no sean pájaros que vuelen por el cielo, se echa mano al bolsillo y como el zorruno Pla pregunta "¿Qué se debe?".
Para tranquilidad del personal, paz interior de incrédulos y sacudimiento de mentecatos, han puesto un vídeo en youtube donde el aparato despega, vuela, planea y aterriza como mandan las leyes de la aeronáutica desde los tiempos de los hermanos Wrigth y sus locos aeroplanos, pero uno no acaba de fiarse. Le parece a uno todo tan perfecto y sin resquicio al escepticismo como en los tiempos del aeropuerto Don Quijote, que luego se llamaba Madrid Central y luego no sé como, y por eso, después de haber vivido aquel chasco nada puede ser igual en mi tranquilidad interior. ¡Ójala pueda ver uno en unos años volar aviones a docenas y despejar los nubarrones que le vienen cada vez que mira al cielo!
Por lo que cuenta la empresa que fabricará el avión que vuela solo, propulsado por electricidad y de manera ilimitada, nada será igual en el campo de los vuelos no tripulados después del Skydweller. Se utilizará en la vigilancia terrestre y marítima, el control y monitorización del medio ambiente y las infraestructuras, la geoinformación industrial, las telecomunicaciones, la navegación de precisión… en fin, unos campos aparentemente para el profano ilimitados en su posible desarrollo… Pero uno lo tendrá que ver y se quedará tranquilo y alguien me podrá reprochar con toda razón mi escepticismo e ignorancia ante el progreso.
Cuentan que a Franco, que era el gallego más desconfiado de todo El Ferrol, en plena autarquía y en plena era del gasógeno de leña, un pájaro de cuenta le vendió la patente del motor que funcionaba con agua del grifo. Luego después vino lo del petróleo de Burgos y los pozos del Ayoluengo que nos vendieron a todos los españolitos desde el NODO y la tele. Al final la única realidad fue la del Seiscientos y la gasolina de noventa octanos refinada en la factoría Calvo Sotelo de Puertollano.
El Skydwellwer de Valdepeñas volará, surcará los cielos, conquistará el mercado de los vuelos no tripulados impulsados por electricidad ilimitada e inagotable, y uno recuperará la fé en el progreso, en la ciencia, en la tecnología y en lo justos y benéficos que somos todos puestos a fabricar sueños y aviones.