Los veinticinco años que cumple el Museo Ruiz de Luna son un buen momento para reflexionar sobre lo que supone para la ciudad de Talavera. La Asociación de Amigos del Museo ha promovido una exposición conmemorativa y anima a visitar una institución que increíblemente solo tiene un cuarto de siglo, porque resulta incomprensible que el museo no hubiera sido puesto en marcha mucho antes en una ciudad que llevaba desde siglos la cerámica como emblema.
Era imprescindible tener un museo de cerámica en Talavera y ese primer objetivo se logró a pesar de los retrasos y algunas incidencias en la adecuación del antiguo edifico de San Agustín El Viejo a su nueva función. Parecía en algún momento que, por unas cosas o por otras, el proyecto no salía adelante. Causas técnicas, obras complementarias… dificultades, en fin, que trasladaban a la sensible opinión pública talaverana una posible falta de entusiasmo de las autoridades de Toledo. Nada nuevo para Talavera. Luego, el día de la inauguración el vil asesinato del profesor Tomás y Valienteapareció como una sombra que difícilmente podría superarse. Otra piedra encima.
Veinticinco años después hay que reconocer que se han hecho muchas cosas positivas para la vida del museo. Casi inmediatamente se agregó la iglesia del antiguo convento y se puso en valor una joya arquitectónica que va más allá de su valor artístico, al representar un tipo constructivo que se extendería por toda España impulsada por el manual de edificación con mayor influencia en la Historia de la Arquitectura de los siglos XVII y XVIII. La fachada de la iglesia del convento de San Agustín se convirtió en un modelo que maestros de obras y alarifes replicarían con variantes por todo el mundo hispánico, gracias al Arte y uso de Arquitectura de Fray Lorenzo de San Nicolás.
Hoy el Ruiz de Luna es un museo consolidado con una programación y unas actividades, desgraciadamente interrumpidas como casi todo por la pandemia, que promueven y dan a conocer sus colecciones intentando acercarlo a un público más numeroso cada día. La Asociación de Amigos del Museo tiene mucho que ver con ese intento de dinamización, fundamental en cualquier museo que se precie. Todo positivo si se mira desde ese lado…
Y sin embargo, tiene uno la sensación de que se podría hacer más; de que desde la Consejería de Cultura, sobre todo, se podría hacer un esfuerzo mayor porque el museo no se acabe convirtiendo en un organismo muerto; de que cuando ha habido oportunidades, como fue el caso de la Colección Carranza, no se apoyó al Ruiz de Luna como se debería haber apoyado; de que en fin… esa sensación de una falta desde Toledo de ese entusiasmo que en Talavera nunca faltó por tener un museo como el actual Ruiz de Luna.