La táctica del achique de espacios se impuso en el futbol en los años ochenta del siglo pasado de la mano de Arrigo Sacchi y su Milan. La línea defensiva se tiraba lo más alto posible y en cuanto había un intento de pasarla se movía hacia delante como un ballet sincronizado que dejaba en fuera de juego al adversario. El Madrid de Butragueño, Michel, Martín Vázquez…, al que se conocía como la Quinta del Buitre, lo sufrió con paciencia y resignación. La gran camada futbolística madrileña a la que acompañaban tíos como Hugo Sánchez, Maceda o Gordillo, fue incapaz de tocar bola y añadir una Copa de Europa al historial de los del Bernabéu. El Milan de Sacchi es el icono de la frustración en el imaginario madridista. Mucho tiempo después, cuando ya Sacchi era más una leyenda sacada de una de las narraciones místicas de Jacobo de la Vorágine, que un entrenador de futbol, el Madrid intentó exorcizar la maldición contratándole para que volcara sus secretos de ganador. Ya era tarde para aplicar aquella máxima de guerra según la cual si no puedes con tu enemigo la solución es aliarte con él o comprar a sus generales.
Creo que al PP de Castilla-La Mancha le pasa lo mismo con Emiliano García Page. Los tiene desmoralizados a base de pisar su terreno natural y de achicarles el espacio electoral. Paco Núñez no sabe por dónde salir. Se enreda con la pelota y no hace otra cosa que caer una y otra vez en fuera de juego. El último ejemplo dado con su reacción a la postura de García-Page con los indultos del “procés” es de manual de primero de Ciencias Maquiavélicas y Liderazgos Varios.
Page ha sido contundente y sin dar pie a que alguien interpretara su postura como ambigua y al final ha sido el único barón del PSOE que se ha mantenido como al principio. Y ante esa postura, al bueno de Paco Núñez no se le ocurre otra que echárselo en cara y decir que es un falsario. En fin, cosas del achique de espacios y de no saber en qué lado del campo estás después de que te hayan aburrido a base de tirarte las líneas de fuera de juego en el terreno que creías tuyo.
Pero claro, lo que la situación requería era olvidarse por un día de esa regla fundamental de la filosofía mostrenca que se ha impuesto entre nuestros políticos y que dice que a cualquier cosa que diga tu adversario, tú debes contestar con lo contrario para no correr el riesgo de equivocarte de campo. Así, con esa defensa y esos argumentos, Paco Núñez, lo tiene tan crudo como la Quinta del Buitre con el Milán de Sacchi.