Si alguien todavía no tenía claro por dónde van los tiros de las estrategias de los dos grandes partidos para las elecciones autonómicas del año que viene en Castilla-La Mancha, que se dé una vuelta por la entrevista que en este mismo papel digital le ha hecho el amigo Alberto Morlanes al presidente de las Cortes de CLM Pablo Bellido. Cualquiera que no supiera quién es Pablo Bellido y a qué partido pertenece desde hace años, no sabría dónde situarle en su reivindicación implícita del talante político de Juan Manuel Moreno Bonilla y de su parecido con Page: las personas están por encima de las siglas, parece decir.
No miréis escudos ni marcas. Pedro Sánchez es alguien tan lejano a García-Page como podría ser Largo Caballero. Mirad las personas, porque el político de carne y hueso más parecido a Juanma Moreno no es su compañero de partido Paco Núñez sino el presidente de todos, Emiliano García-Page.
Y es que García-Page sabe que la marca PSOE, asociada a su secretario general Pedro Sánchez Castejón, se ha convertido en estos tres años de gobierno Frankestein (el invento es de Rubalcaba) en un producto de alta toxicidad y del que es conveniente alejarse lo máximo posible; y en esas están unos y otros midiendo el tamaño de su talante, su moderación y su cercanía al modelo que ha hecho el milagro, laico y de derechas, de convertir aquel granero de votos de la izquierda en uno de esos caladeros en los que pescar desde la moderación y el talante.
Cualquiera que haya vivido los últimos veinte años de la historia de España sabe que hasta ahora lo del talante era una palabra asociada a José Luis Rodríguez Zapatero. ZP se alzó en aquel 2004 con la patente del talante y de la sonrisa, frente a aquella hosquedad de secarrón aznariana que había acabado por impregnar a todo el PP. El talante era cosa de la izquierda y ya se sabe que puestos a patrimonializar no hay quién les gane. El talante después de las elecciones de Andalucía se llama Juanma Moreno, y uno de los hombres más cercanos a Page desde su puesto en lo más alto del legislativo regional no ha tenido ningún empacho en decir que su jefe Emiliano es el que más se parece a él.
Y aunque no lo reconozca, ni él ni su entorno, Paco Núñez ha bajado el tono en sus críticas directas al presidente regional. Su objetivo fundamental es demostrar que Emiliano, mientras esté en el PSOE de Pedro Sánchez, nunca podrá presentarse como el moderado y detentador del famoso talante del que presume, y en esas están. A ver quién lo consigue.