Acabo de ver Raíces, la historia de Carlos Maldonado, un documental en dos episodios y medio que RTVE ha dedicado a quien ha sido uno de sus grandes éxitos a través del programa Masterchef. Si yo estuviera en un instituto y no fuera un profesor de Historia jubilado, sin ninguna duda lo habría puesto en el aula en una tutoría para mis alumnos y habría recomendado al Departamento de Orientación que lo utilizara en las reuniones con padres.
La historia de Carlos Maldonado es la película que tantas veces hemos vista traída desde Hollywood para enseñarnos el sueño americano. La vida de un triunfador, de alguien que tiene talento y no hay manera de sacarlo en algo positivo hasta que aparece el milagro. En este caso un programa de televisión que enseguida ve el potencial de un muchacho que hasta aquel momento ha estado reñido con el mundo y por añadidura con la escuela. Todos los profesores de Masterchef coincidían en haberse encontrado con un chico único. El tiempo les ha dado la razón porque aunque Masterchef es una franquicia mundial que se emite en no sé cuántos países, Carlos Maldonado es el primero y el único que después ha conseguido una estrella Michelín con su propio restaurante.
En el programa queda claro que el papel de su familia ha sido fundamental en los momentos críticos de su vida. Su padre y su madre lo pasaron mal con la adolescencia de Carlos, pero presiento que nunca se pusieron nerviosos ante el panorama. Tuvieron paciencia y supieron manejar la situación. El documental lo deja muy claro. Ni una sola pega que poner a la línea argumental y el desarrollo de los tres episodios, pero siempre hay un pero, y no es otro que la ausencia y el reconocimiento mínimo a sus primeros maestros.
Y no me refiero a los maestros que tuvo en Educación Infantil, Primaria o Secundaria, porque está claro y Carlos no lo oculta, que nunca le tiró la escuela, sino a los maestros de cocina con los que pudo descubrir su talento.
Seguro que esa ausencia no es cosa de Carlos, porque en el mundo del cine y la televisión el protagonista casi nunca controla los contenidos de lo que al final se acaba contando de él, pero yo lo eché en falta.
Si no estoy mal informado Carlos Maldonado realizó un ciclo formativo de cocina en el IES San Isidro de Talavera de la Reina, dónde adquirió los conocimientos básicos que le permitieron ser seleccionado, con todo merecimiento en el programa de RTVE. Sin esas herramientas básicas le hubiera sido muy difícil pasar la selección.
Por eso, cuando he acabado de ver los documentales dedicados a Carlos Maldonado pensé escribir lo que aquí va. Eché de menos a quién le enseñó las letras vocales de la cocina y apareció ante él como su mundo. Los realizadores no sé acordaron de su primer maestro. Ciencia infusa.