El cartel que luce en el flamante autobús de Paco Núñez y en las vallas publicitarias esta campaña, lo dice todo sobre la estrategia del PP en la región. No falta un solo nombre de los que forman la nueva cara del partido que se supone con futuro en toda España: Alberto Núñez Feijóo, Isabel Díaz Ayuso y Juan Manuel Moreno, acompañan a Paco Núñez en lo que se antoja un momento decisivo para los años que vienen dentro y fuera del partido. Moreno y Ayuso son dos figuras en pleno ascenso y que han pasado el fielato de las urnas. Son dos primeros espadas que acompañan a Núñez junto al líder nacional y uno piensa que esos tres deben acompañar, aunque no he visto los carteles, a los otros líderes regionales en todos los territorios de España.
Es lo lógico. El PP de Feijóo deja claro que pretende aprovechar el rebufo que provocan los presidentes de Madrid y Andalucía y eso es lo inteligente y lo que toca en un partido con un presidente muy lejos de sentirse amenazado por el tirón de sus barones regionales. A esto le llaman los buenos economistas aprovechar las sinergias. Lo otro, tan viejo como el nacimiento de la Humanidad explicada con la historia de Adán y Eva y la segunda generación de Caín y Abel, sólo se le puede ocurrir a un acomplejado o al que asó la manteca. Claro, que la ambición y la desconfianza, tan consustanciales con los políticos de raza, pueden saltar en cualquier coto y dar argumentos para seguir recordando a Shakespeare.
Ayuso y Moreno son dos valores contrastados del centro derecha español y han sido ellos los que representan mejor que nadie la imagen de un PP que nada tiene que ver con el inmediato pasado y que gana elecciones allí donde parecía imposible. Paco Núñez los ha subido al autobús y daría el coste de media campaña porque cualquiera de los dos le acompañara en un mitin en Toledo o Albacete.
Todo lo contrario ocurre en la otra acera. En el autobús de Emiliano García-Page no hay sitio para nadie y menos para el secretario general de su partido. Salvado con nota el compromiso de Puertollano, dónde le robó los titulares a Pedro Sánchez con su posición sobre las peligrosas alianzas del PSOE, Emiliano no está porque nadie le tome por asalto el autobús. Está acostumbrado a jugársela y confía, por encima de encuestas y cábalas, en que repetirá la mayoría absoluta. Se le ve alegre, confiado y jovial y contento. Sólo quiere como los viejos lidiadores que le dejen solo delante del toro: -¡Dejadme solo!