En unas elecciones que no parecen haber aclarado nada sobre la gobernabilidad de España y en donde también se ha demostrado que hasta que no se emite el voto nada es firme, al menos se ha confirmado algo que viene siendo invariable desde los comienzos de Castilla-La Mancha como comunidad autónoma y que Pepe Bono expresó como una ley que hoy aparece reforzada por la experiencia: en la región los grandes caladeros de votos están en la derecha.
Apenas dos meses después de que Emiliano García-Page se convirtiera en el único barón socialista capaz de lograr una mayoría absoluta para mantener su presidencia por tercera vez, Castilla-La Mancha ha votado de forma inequívoca como viene haciendo siempre que hay elecciones generales desde los tiempos de Felipe González. Son las dos almas de una región que vota derecha cada vez que hay elecciones generales y que opta por personalidades socialistas, como Bono o García-Page, cada vez que tiene que elegir sus dirigentes en la región. Aquí no ha habido sorpresa y el primero que lo sabe es Emiliano García-Page, que ha visto como se esfuman miles de votos para su partido cuando se trata elegir un gobierno para España.
Y es que las generales en la región no han dejado lugar a ninguna duda sobre donde están los grandes caladeros que hacen ganar elecciones, como tampoco las dejaron hace unos meses unas regionales en las que el presidente regional ganaba en pueblos donde los alcaldes de su partido fracasaban. En CLM sorpresas las justas mientras las empresas de opinión y sondeos no digan lo contrario.