Los resultados de las elecciones generales en Castilla-La Mancha son claros, tan claros y tan previsibles que por una vez casi acierta Tezanos. Al final no pudo ser el pleno completo y como siempre se le fue la mano aunque fuera en un solo escaño hacía el lado de su señorito. El hombre tuvo la mejor ocasión de su vida para lucirse y acertar de pleno frente a los cinco años de cachondeo de sociólógos, polítólogos pero los hábitos sectarios arrastrados son tan arraigados que no hay manera de sacarse del cuerpo el estigma y el mote de Pier Nodoyuna.
El cuerpo electoral regional vuelve a su ser cuando se trata de hablar de España y con machacona insistencia vota a la derecha y marca con el sónar de profundidad los caladeros de los que se nutrieron, no solo las mayorías absolutas de Aznar y Rajoy, sino también Bono y García-Page.
Uno de los alcaldes socialistas que han visto refrendado el axioma electoral de las dos almas en un solo cuerpo castellano y manchego es el amigo José Manuel Tofiño, alcalde de Illescas, que aunque no lo pueda expresar en público, la noche electoral seguro que sentiría una profunda satisfacción personal al comprobar con los votos contados, que muchos de sus vecinos de derechas que ahora escogían la papeleta del PP, le habían dado su voto solo dos meses antes para construir otra mayoría absoluta.
Claro, de estas cosas, ni Tofiño, ni Page, pueden presumir demasiado, sobre todo internamente, porque alguien les diría que se están alegrando de que su acierto es el error de todos los demás. Pero así son las cosas en esto de la política y aunque se evidencie el camino Page, también es evidente que las hojas de ruta de su secretario general Pedro Sánchez será otra muy distinta.
Pero las cuentas del debe y el haber (pero no hay, que diría mi amigo Antoñito) que estos días se hacen respecto a Page y a Tofiño en el PSOE tienen su reverso e interpretación en aquellas localidades, donde los candidatos de mayo estaban muy por debajo de los resultados de julio, como es el caso de Puertollano. Allí los electores decidieron acabar con el alcalde socialista que la ministra había dejado tras su salto a Madrid y por primera vez hubo un alcalde no socialista. Ahora, la misma ministra que provocó el problema, ha conseguido recuperar a uno de los más fieles electorados socialistas de la región para la causa de Sánchez; algo que sin duda siempre permanecerá en su hoja de servicios.
En fin, ahora, con el partido completo y acabado, cualquiera acierta, proliferan de nuevo los mismos augures y arúspices, destripando urnas y observando tripas y cagadas de los pájaros sagrados y en cada comentarista, como en el futbol y en los toros, se encarna un sacerdote dispuesto a acertar en el próximo partido. Y lo dicho de mi amigo Antoñito como única verdad de las cuentas: debe, haber, pero no hay.