Felipe González ha reaparecido en Onda Cero, en el programa de Carlos Alsina, y este es de los que nunca da una puntada sin hilo. Lo más cómodo para él, con una investidura en el aire, habría sido quedarse en su mundo y callar. Pero ha decidido hablar con Alsina, sin ninguna duda el entrevistador más fino e incómodo para cualquier político, y eso es algo muy significativo, aunque se alivie en la faena reconociendo que en el partido de toda la vida lo que más suena cada vez que habla es ese '¿Por qué no te callas?', la mayor y mejor aportación lingüística del rey emérito al español coloquial. Por lo que uno oye estos días, Emiliano García-Page está también en lo mismo que su amigo Felipe.

De lo que le ha dicho Felipe uno se queda con la contundencia argumental contra la pretendida amnistía, algo que supondría no solo el borrado del pasado delictivo de los que protagonizaron el golpe de Estado del diecisiete, sino la aceptación del propio Estado de la injusticia cometida con los delincuentes. Simplemente, el Estado español quedaría como el culpable de haber reprimido a unos patriotas que en todo momento cumplieron con las leyes vigentes.

El otro punto que a uno le ha llamado la atención es la afirmación de Felipe de poner en el 15-M el hito fundacional del intento del desmantelamiento del sistema salido de la Constitución del setenta y ocho y el origen del círculo diabólico en el que andan enredados los dos partidos mayoritarios sin que se vislumbre una salida.

En cuanto a Emiliano García-Page se refiere, está muy claro que se mueve en la misma línea, aunque a uno le parezca que Felipe ha ido mucho más allá y con mayor profundidad política en la descalificación de la amnistía que la negación de la "base moral" de Emiliano.

Pero en lo que uno discrepa de García-Page es en el pronóstico cargado de optimismo antropológico en cuanto a la respuesta de España, los españoles y su partido si se diera el caso de una amnistía, bien con ese nombre o camuflada en alguna terminología nacida en los acreditados laboratorios de ingeniería jurídica que tanto abundan en nuestra España.

Dice Emiliano "el optimista", desde el mismo Parlamento europeo del encuentro del lunes entre la vicepresidenta del Gobierno y el prófugo Puigdemont, que "la respuesta del Estado será frontal" en caso de que el golpista de Waterloo no se pliegue a la Constitución. Algo que uno pone muy en duda, porque sabe cómo se las gasta el secretario general de su partido, Pedro Sánchez, cuando se trata de conseguir un objetivo que pasa por los votos de un presumible aliado: "Como sea". También pone uno en duda que el partido en el que se crió Page, pero hoy es de Sánchez, o los españoles en masa, muevan un dedo cuando lo que se ve como inevitable desde la misma noche electoral irremisiblemente suceda. ¿Respuesta frontal del Estado? No me haga reír, Emiliano.