Tengo aprecio por Paco Núñez porque la tarea que tiene delante es de las que aburriría a cualquier político. Castilla-La Mancha es una región que demuestra, cada vez que hay elecciones, que es conservadora y de derechas. Y lo es sociológica, económica, política y vitalmente. Está también claro que los ciudadanos de la región y de toda España saben hace muchos años lo que votan cuando se les pone delante de unas urnas, y responden cada vez que toca con la misma madurez que lo haría cualquier europeo.
En Castilla-La Mancha, el PP de Núñez Feijóo ha ganado las elecciones europeas de la misma forma contundente que ganó las últimas municipales o las generales. Lo de las regionales es otra cosa. El factor Page demuestra que la madurez de su electorado en Castilla-La Mancha está firmemente asentada. Page es el heredero histórico de Bono y su trayectoria evidencia el talento político que muchos en su propio partido le negaban.
Ante todo, en los tiempos de sectarismo, demagogia, populismo y vergüenza ajena que corren en la clase política, García-Page es una rareza. Si alguien lo duda, que recupere la entrevista que en el programa El Cascabel de la Trece, en una televisión que no es precisamente amiga de la izquierda, le hicieron ayer. La naturalidad, fuera de consignas, lugares comunes y todo eso a lo que nos tienen acostumbrados los políticos, con la que defendió sus posiciones es un ejemplo, por desgracia mínimamente arraigado entre nosotros después de la irrupción de esa enfermedad letal para cualquier democracia que son los populismos surgidos a izquierda y derecha a partir del 2007.
En la campaña de las europeas, García-Page ha mantenido el perfil más bajo que uno le recuerda en su ya larga carrera porque, entre otras cosas, ya nadie espera mucho dentro de su partido, mientras Sánchez sea el secretario general. Si ha estado en algún gran acto militante uno no sabría cual ha sido. En cuanto le han llamado para dar sus valoraciones en la prensa no se ha escondido. Lo último que le preocupa es constatar otra vez más que no se equivoca con sus políticas socialdemócratas clásicas para gobernar esta región, porque, como bien explicaba en la entrevista de la Trece, lo que pasa a nivel nacional ha venido dado por el acojone de los partidos clásicos del bipartidismo a ser comidos a izquierda y derecha y a adoptar, como pasa en el PSOE, el populismo como fórmula fundamental de gobierno, entre otras cosas exigidos por sus inevitables alianzas.
Por análisis como el que hizo ayer sobre el origen de nuestros males, Page es un político distinto y que le pone las cosas muy difíciles al bueno de Paco Núñez para llegar algún día a presidir el Gobierno regional. Yo creo que, aunque lo disimule con unas declaraciones en las que decía ver un cambio de ciclo en la región, Núñez en el fondo tiene claro que, con Page enfrente, lo tiene muy difícil.
El PP ha ganado las elecciones al Parlamento Europeo en la región, pero Núñez sabe que Page no las ha perdido.