Como en la región el partido de Abascal no consiguió ser decisivo para formar un gobierno en el que pudiera condicionar las políticas de su socio, como ha ocurrido en otras regiones, amenazan ahora a los gobiernos municipales, como los de Talavera o el de Toledo, si el PP no gira como ellos pretenden hacia sus posiciones en materia migratoria. Me temo que el ciudadano que el año pasado cogió su papeleta no entienda en absoluto lo que parece una amenaza absurda y que tan poco tiene que ver con la gestión municipal en la mayoría de municipios regionales.

Pero, en fin, el populismo, sea de izquierdas o de derechas, tiene estas cosas. Propuestas que parecen tener un impacto en un primer momento, pero que afortunadamente casi siempre con el tiempo acaban en el lugar de la Historia que merecen. Eso sí, mientras tanto introducen la zozobra, la duda y, con un poco de suerte, acaban contagiando sus virus demagógicos a quien sucumbe a su pretendida fuerza popular, como ha ocurrido con la evidente podemización del PSOE, con el consiguiente peligro para el sistema.

Y cuando pretenden hacer alguna aportación de esas que el ciudadano de a pie podría considerar normal y asumible desde una óptica conservadora, templada, de centro derecha, salen por los cerros de Úbeda, como es el caso de la propuesta del líder de Vox en la región, David Moreno para devolver las competencias en sanidad y educación al Estado y recogerlo en el nuevo estatuto, algo que cualquiera que tenga el más mínimo conocimiento sobre el tipo de Estado en que está fundado nuestro sistema no puede tomar más que a broma. Pretender dar vuelta atrás a la historia en este tema hacia una añorada centralización de competencias es algo que nos da idea los cerros y montes por donde andan sus ideas.

Uno conoce a gente afiliada o dirigentes de Vox y nunca les ha considerado los ultra antisistema que desde la izquierda nos han querido pintar. En sus orígenes fueron un aldabonazo, quizás necesario para despertar al partido del que mayoritariamente procedían y proceden sus impulsores y mantenedores. Ahora está claro que cada día que pasa se acercan cada vez más a la caricatura que desde la factoría de Sánchez nos han pintado desde sus inicios.

Mientras Vox exista, el centro derecha que representa el PP no gobernará en España. Sánchez lo sabe y Abascal, desgraciadamente, también.