La derecha prepara las batallas de otoño y ha empezado mandando al frente a sus municipios. En realidad, todos preparan sus batallas, pero cada uno con objetivos distintos. A la derecha, PP y Vox, que cabalgan la misma ola frentista, les interesa bloquear al PSOE. A nacionalistas y otros debilitar al gobierno. Cuanto más débil, mejor. Más obtendrán ellos. Paradójicamente la revuelta de los municipios, lanzada por la derecha, se produce cuando el gobierno quiere reforzar el municipalismo. Ironías de la política que no sabe de temporadas de caza del gobierno, segunda parte.

¿Le importan los municipios a la derecha? Si atendemos a las declaraciones recientes, ellos serían los inventores del municipalismo. Pero si nos fijamos en los gobiernos de Rajoy, sus leyes desmienten tan grosera atribución. ¡No “robarán” los ahorros de los ciudadanos!, gritan a la manera de Trump. Y silencian que el Sr. Montoro, aprobó dos normas de gasto restrictivas con la prohibición tajante de utilizar los remanentes (ahorros) municipales. Fue obra del Sr. Montoro, ministro del Sr. Rajoy, yugular las inversiones de los últimos años en los Ayuntamientos. La austeridad, que predicaban para la economía española, la aplicaron dando una patada en la actividad inversora de los municipios. El bienestar de los ciudadanos no les inquietaba.

Para evitar el colapso que causaron las leyes “estabilizadoras” de Rajoy en los Ayuntamientos, el Gobierno y la Federación de Municipios han buscado formulas para que los municipios puedan invertir los recursos inmovilizados sin contravenir las leyes. Ese es el acuerdo que se firmó en Moncloa en días pasados. Pero a la derecha y afines no les gusta, porque prefieren que no se haga nada. Y a los que no tienen remanentes tampoco les gusta, porque ellos no recibirían nada. Y eso, se les antoja discriminatorio. Para la derecha el gobierno social comunista expropia los ahorros del pueblo; nacionalistas y otros van, como es habitual, de obtener más recursos, no de que les quiten los ahorros de los que carecen. Sin embargo ambas posturas coinciden en debilitar al gobierno. Y vean la lógica. El acuerdo entre el gobierno y los municipios debe ser convalidado en las Cortes. Si la primera iniciativa en el Congreso del gobierno, en septiembre, no sale adelante será un aviso para que en negociaciones sucesivas, entre ellas, los Presupuestos Generales, el gobierno se muestre más “receptivo” a las exigencias de unos y las rayas rojas de otros. Todos pedirán más a un gobierno dolorido, tras el municipal primer guantazo, calculan. Así que la revuelta de los municipios que unos y otros airean y los medios agitan, tiene que ver menos con los municipios, los ahorros y los ciudadanos y más con las batallas desabridas que se organizarán en otoño.

Ceder los remanentes al gobierno es voluntario, según el acuerdo. En caso de no aceptar las formulas que se proponen, los ahorros del pueblo que unos y otros invocan, nadie los tocará. Y quien carezca de ahorros, también se quedará como está. Los municipios que traspasen sus remanentes al gobierno recibirán, en cambio, aportaciones del fondo de 5000 millones que ofrece el gobierno, podrán utilizar sus superávits y participarán en los recursos que aporta la Unión Europea. Y eso es lo que no quieren. En fin, es muy difícil justificar la oposición al acuerdo. Pero cuando algo es difícil en la política actual se recurre al tremendismo populista o la palabrería victimista. Son formulas de éxito en el espectáculo basura en el que se ha convertido la política. Aún así, nada está cerrado. Pedro Sánchez, en Palma de Mallorca, anunciaba la posibilidad de modificar esos acuerdos en el Congreso, que para eso está. Por negociar que no quede.