En el Teatro Real de Madrid, que preside el toledano Gregorio Marañón, terminaban la semana pasada los actos de homenaje a Galdós en el centenario de su muerte. Nosotros, en Toledo, podemos prorrogar ese homenaje, comprando y leyendo el libro que ha editado Francisco Carvajal Gómez en la editorial “El Perro Malo”. El texto se titula “Galdós en Toledo. Mis andanzas con Ángel Guerra”, escrito por Ricardo Sánchez Candelas. El libro, siguiendo la moda actual, mezcla géneros y estilos, para descubrirnos un mundo abigarrado que eleva a categoría épica la vida cotidiana de una capital de provincias con pátina de siglos. Difícil no evocar en la lectura del libro imágenes de la película “Calle Mayor”, dirigida por Bardemen 1956, sobre una obra de Arniches.
El artefacto, construido por Sánchez Candelas, es un libro de memorias, una guía de la ciudad, un ejercicio de literatura, un ensayo sobre la novela de Galdós Ángel Guerra, situada en Toledo, una descripción de las costumbres y las gentes de la época del narrador actual y abundantes referencias a la ciudad que conoció Galdós. Dos tiempos que se juntan y superponen para componer un catalogo de instantáneas de Toledo que es un “poema español de nuestros tiempos”, según Ramón Pérez de Ayala. Como hiciera Galdós en su ensayo sobre las generaciones de Toledo, el escritor describe la ciudad como una cebolla que, para comprender sus acumuladas historias, hay que ir levantando capa por capa.
Para la aventura de penetrar en el interior de la ciudad, el autor ha sacado al protagonista de la novela de Galdós, Ángel Guerra, de su tumba novelesca y le ha situado en el presente. Un recurso técnico y estilístico que ya ensayara Unamuno en su olvidada novela (nivola) Niebla. Entre ambos, escritor y personaje, recorrerán la ciudad en la que vivieron, sintieron, amaron o fracasaron los personajes de la novela de Galdós y las personas reales con las que el escritor ha convivido. ¡Cuánto misterio!, murmuraría Galdós.Ángel Guerra en su vuelta a la vida no actúa como un fantasma desorientado, sino como un alter egodel escritor. Ambos realizarán un recorrido intrahistórico entre la fantasía del tiempo pasado y la vulgaridad del presente. Así los dos héroes, uno, de ficción, y el otro, del presente y real, irán mostrando una ciudad entre la nostalgia de años idealizados y los desgarros de la vida diaria. Marañón, Urabayen y Blasco Ibáñez asoman en sus páginas. Zweig, Proust y nuestromarqués de Santillana en sus cosmovisiones sobre el tiempo.
Al ser un libro de memorias, se cuentan los hechos desde la perspectiva del autor. Pero los acontecimientos no suelen ser únicos ni lineales. Presentan sinuosidades que son contrastadas precisamente por el personaje de ficción, Ángel Guerra, que contrapone la ciudad desde sus vivencias y experiencias de un siglo anterior con la ciudad del presente. La empresa que han realizado, en estos tiempos de pandemia, el editor Francisco Carvajal y el autor Ricardo Sánchez Candelas se convierte así en el más elaborado homenaje a un escritor nacional desde una capital de provincias que, el canario de origen y madrileño de adopción, amó.
Han transcurrido cien años desde la muerte de Galdós y la obra de quién estuviera íntimamente ligado a Toledo ha incrementado su prestigio. El escritor de Ángel Guerrano es el escritor que Valle Inclán minusvalorara, es un autor que domina las técnicas narrativas y presenta personajes de una sola pieza que pueden ser resucitados un siglo después sin provocar ninguna discordancia. Sánchez Candelas ha tenido la habilidad de convertir un paseo por la ciudad con Ángel Guerra en el homenaje a Galdós que faltaba en Toledo. Un regalo para las inciertas Navidades que se aproximan.