Se publicó la novela “Patria” ydescubrimos algo que o no sabíamos o no queríamos saber: el terrorismoy los asesinatos había impuesto un silencio y un miedoentre los vecinos de los pueblos del País Vasco, difícil de entender sise ignoran los efectos que la violencia produce. Quienes hablaban de libertad a golpe de bombas y tiros habían conseguido devastarla sociedad. Las familias se dividían, las ciudades y los pueblos se troceaban. Nadie se quería significar, nadie quería ser señalado. Nadie quería ser consideradotraidor, en consecuencia, asesinable. Así se fue formando un rencor antiguo que no se sabía de donde procedía.Tras la novela, llegó la serie y más gente, que loslectores de la novela, descubrió por las imágenes los sufrimientos de la vida entre elmiedo ysilencio. Era la ficción de la realidad.Ahora se debate cómo explicar, entre tanto héroe patriota, que el pueblo viviera de esa manera.
En días pasados en un diario de ámbito nacional (El País, lunes, 8 de febrero) se describían los mismos signos que en el País Vasco, solo queen Cataluña. Militantes y cargos públicos del PSC, en los años crudos del “procés”, eran señalados como traidores (botiflers) sobre los que se extendía un circulo social de silencio férreo y desconfianza espesa. Hasta entonces el PSC ganaba en casi todas las elecciones, articulaba el territorio,crecía Barcelona y se disparaba a Cataluña en el contexto internacional. Algo había cambiado profundamente para que en los pueblos y en las ciudades secolocaran estigmas a los cargos públicos y militantes del PSC.Ahora, que empieza a bajar la toxicidad del nacionalismo, según cuentan los afectados,hablan del ambiente de tensión colectivaen el que han vivido.Te juegas la profesión, el trabajo, el negocio y hasta el futuro. Tras las elecciones del 14 de febreroalgo ha vuelto a cambiar. El PSC ha sido el partido más votado y vuelve a recuperar el factor deracionalidad que había perdido en los últimos años. Confiemos en que esos resultados sirvan paraconjurar el miedo y el silencio que desde el procés se había impuesto a una parte de la ciudadanía. Como ven la frontera entre la normalidad cotidiana y el silencio y el miedo es más porosa de lo que creemos. Se puede estar en un lado un día y al otro haber cruzado la frontera.
Veinte años ¿son mucho tiempo o poco?En el mismo diario citado, y enpágina distinta, se podía revivir la historiade una mujerolvidada.Cuando se estrene el documental seguro que la población se sorprenderá de que hayan pasado solo veinte años desde que ocurrieralo que le sucedióa una concejala del PP en un pueblo de España. Denunció amenazas, acoso y persecuciones por parte del alcalde y compañero de lista en la que ella figuraba como número tres. Hubo revuelo mediático, más por el escándalo político que por los daños a la mujer. Se celebró juicio. La justicia dio la razón a la mujer. Aunque la razón de la Justicia, en ocasiones,carezca de valor. Tras el juicio,cuatro mil personas, según la policía local, se manifestaron a favor del alcalde. ¿Se había impuesto el silencio y el miedo o éramos así de toscos al valorar los daños causados a las mujeres? La mujer se refugió provisionalmente en Talavera de la Reina. Según se deduce de la narración salió de España. Había vivido en el infierno. Al día siguiente de la publicación de esta historia de Nevenka Fernández, el excalde, para desacreditarla, acusaba a la mujer de grabar el documental por dinero.