Cuando el presidente de Castilla-La Mancha y secretario general del PSOE regional hace declaraciones que se alinean y coinciden (alinearse y coincidir nada tiene que ver con libertad de expresión) en los momentos claves con los discursos políticos del PP, imagino que los socialistas de la región (¿hay alguien ahí fuera?) deben sentir fuertes temblores en sus convicciones ideológicas. Se ensaya la cuadratura de los excluyentes, ser de derechas (un poco más) y a la vez de izquierdas (un poco menos). Un hallazgo en Castilla-La Mancha. Solo que de cuadratura, nada de nada, ni tampoco de hallazgo, porque esto ya lo practicaron y practican autócratas de diverso pelaje. En cualquier territorio, en cualquier país, sea del continente que sea, se reproducen casos similares. En España el más tosco fue Franco que no era de derechas ni de izquierdas y aconsejaba, para conseguir tanta equidistancia imposible, no meterse en política. ¿Esto qué es? se preguntarán los más inquietos. Otros, los más acomodaticios, elegirán el silencio desorientado o cómplice para que el huracán no les lleve por delante. Lo incuestionable es que por este camino, el PSOE regional, no el Gobierno, ha sufrido una derrota humillante en Castilla–La Mancha en las elecciones europeas. Sí el secretario general de los socialistas castellano-manchegos repite continuamente que cuanto hace el Sr. Sánchez no vale, ¿qué pueden pensar los ciudadanos que saben menos de política? Pues tendrá razón el presidente y secretario general de nuestro territorio. Así que votemos masivamente al PP.
De este estado caótico alguien debe ser responsable. En política, como en los juegos de equipo o en las empresas, son responsables los directivos. Son responsables primeros los dirigentes provinciales y los regionales. Y son responsables segundos, los dirigentes nacionales. Bien, vale, ya tenemos responsables de las derrotas. Luego, alguien tendría que tomar las decisiones adecuadas para evitar las debacles siguientes. Es cierto que unos y otros se pueden hacer los despistados para soslayar el encontronazo que se produciría, pero así le va al PSOE en estos lugares. Ahora un colectivo desfigurado, si no desparecido. ¿Los implicados creen que se puede seguir así más tiempo y contener el destrozo orgánico y cívico que se está produciendo? ¿Nadie analiza la deriva trágica del PSOE de Madrid? ¿No se va intuyendo el deterioro del PSOE en Andalucía? ¿Cuánto habrá que esperar en Castilla-La Mancha para que alguien sea consciente del precipicio por el que el PSOE rueda sin notarlo, hasta que llegue al golpe fatal?
Suelen opinar sobre el PSOE gentes de la derecha que, nunca antes, ni ahora saben de las dinámicas de este partido. No existen un partido socialista bueno y uno malo. Solo proyectan el PSOE que ellos quisieran que fuera: sumiso a la derecha, comparsa que apoye sus errores y caprichos de poder. Más grave es lo que sucede entre los socialistas: nadie opina, nadie cuestiona, nadie sugiere. ¿Cuál es el motivo de tan espeso silencio? ¿Les han taponado la boca y cancelado el cerebro? ¿Cómo entender esta esquizofrenia partidaria que se está viviendo en Castilla-La Mancha? ¿Estamos muertos y no nos hemos enterado? Creo saber lo que pasa y seguro que algunos que lean este texto también lo sabrán. Por si tuvieran dudas, sigan los "rastros del poder". Busquen y rebusquen en ese micromundo retorcido de intereses múltiples, de estrategias personales, de objetivos ajenos absolutamente a la región, y encontrarán algunas de las razones de silencios tan densos y de comportamientos tan turbios. Entretanto, los socialistas de base, las mujeres y los hombres a los que solo les quedan como esperanza los socialistas, seguirán sintiendo fuertes temblores una y otra vez hasta el colapso final. O sea, más derecha. Por más tiempo. Y mayores destrozos colectivos.