AGRICULTORES DEL SIGLO XXI - Grupo Areópago (15 de mayo de 2017)
Cada 15 de mayo se celebra San Isidro, patrón de los agricultores. Hoy en día, todavía son muchas las familias que viven del fruto de sus cosechas, de sus cultivos aunque con bastantes dificultades, no sólo por la falta de ayudas económicas al agricultor sino por los problemas que se plantean diariamente como son las inclemencias climáticas, el deterioro del medio ambiente o las frecuentes expropiaciones de suelo que se llevan a cabo para realizar autopistas o carreteras y que hacen que las explotaciones agrícolas desaparezcan.
La agricultura es un sector estratégico para la economía, no sólo nacional sino internacional. En España hasta los años 60, la agricultura fue un pilar fundamental no sólo desde el punto de vista económico, sino también social, de empleo y medioambiental, pero según el Ministerio de Agricultura y Pesca y Alimentación en España el número de personas ocupadas en la industria alimentaria en 2014 suponía un 2%. El descenso es más que evidente.
La explotación de la tierra y el cultivo de alimentos es una tarea que el hombre realiza desde la antigüedad, y es una constate preocupación no sólo de los gobiernos y de organizaciones internacionales sino también de la Iglesia como puede verse en las distintas menciones a la agricultura y al trabajo agrícola realizadas en las Encíclicas de los Papas como Juan XXIII Mater et Magistra donde se hace referencia a la modernización de la agricultura, y San Juan Pablo II en la encíclica Laborem exercerns revaloriza y dignifica el trabajo en el campo. En la Gaudium et spes del Concilio Vaticano II se hace alusión a las enormes desigualdades económicas y sociales que sufren los trabajadores del sector agrícola.
El futuro de la agricultura y las condiciones de vida laboral de los agricultores y ganaderos son unos de los retos del s. XXI; la actividad agrícola debe ser apoyada desde las instituciones, fomentando la publicación de ayudas al sector agrícola y trabajando por la dignidad y mejora de las condiciones de trabajo de los agricultores.
Porque entre los valores que los agricultores nos enseñan día a día, sembrando y cosechando en sus campos, se encuentran el esfuerzo, la paciencia, el sacrificio y del compromiso. Valores que engrandecen y dignifican a todas las personas.