EL NÚMERO UNO - Manuel Muñoz de Luna Sánchez (29 de julio de 2018)
Según las reglas pertinentes, el número uno de cualquier competición es el ganador. A partir del segundo, todos son perdedores, bien es verdad que el segundo es el mejor de los perdedores, pero también es verdad que cuanto mejor es el primer perdedor, mayor mérito se concentra en el ganador.
Con el cumplimiento estricto de la Democracia, si después de un proceso a todas luces legal, tras la primera vuelta de unas elecciones y la segunda definitiva, sale un ganador, en buena lid los "perdedores", deben asumir de inmediato la realidad de su derrota, apoyando sin contemplaciones al ganador. Tirando por el camino fácil de la crítica al resultado de no aceptación del fin de la consulta, solo beneficia a los rivales en la misma.
En 1978 podría admitirse como lógica esta postura pero ya deberíamos de tener mayoría de edad en política y saber lo que nos jugamos en cada proceso electoral. No es éste, ni mucho menos, el primer tropezón de principiantes que padecemos pero posiblemente nos ayude a madurar y saber lo que nos jugamos en cada momento electoral.
Si la urnas dieron ganador al señor Casado. ¡VIVA EL NUMERO UNO!