LA DEUDA QUE PAGARÁN NUESTROS NIETO - Grupo Areópago (17 de septiembre de 2018)
La mayoría de los países occidentales acumulan una deuda pública cercana o por encima de su producto interior bruto anual: España 98,3%, Francia 97%, Italia 132%, EEUU 107%... (datos de cierre de 2017) ¿Qué significa esto?
El producto interior bruto (PIB) refleja la capacidad económica de un país de generación de bienes y servicios durante un año. Parte de esa riqueza se destina, vía impuestos y tasas, a la financiación de los presupuestos públicos (entre el 40 y el 50%, según los países). Si la administración gasta más de lo que ingresa (eso es el déficit) necesita pedir dinero prestado (deuda) para atender a sus obligaciones (sueldos de los funcionarios, pensiones, sanidad, educación, obra pública, etc.). Años consecutivos de déficit provocan un incremento continuado de la deuda pública. En España, la deuda sobre el PIB ha ido creciendo en los últimos decenios: 1980: 16,58%; 1990: 42,51%; 2000: 58,00%; 2010: 60,10%; 2017: 98,3%. Los actuales gobernantes están proponiendo incrementar esta cifra.
La deuda hay que pagarla. Periódicamente hay que abonar los intereses a los prestamistas (muchas veces los propios ciudadanos, directamente por Bonos del Estado o indirectamente a través de fondos de inversión o de pensiones). En los presupuestos del estado de 2018, el pago de intereses se ha valorado como el 2,6% del PIB. Cuando los prestamos vencen, suelen sustituirse por otros préstamos, lo que hace que el coste de la deuda sea muy sensible al coste del dinero. Ahora los intereses son bajos, pero si suben, el coste de la deuda (pasada, presente y futura) subirá.
Si fuéramos capaces de no pedir más dinero (déficit cero) y dedicáramos el 1% del PIB a pagar deuda (que es mucho dinero), tardaríamos 100 años en saldar nuestras obligaciones como país. Estamos cargando nuestro bienestar sobre las espaldas de nuestros hijos y nuestros nietos. La solidaridad intergeneracional consiste en lo contrario, y esto no es problema solo de España, lo que no es ningún consuelo. ¿Queremos transmitir esta herencia a las generaciones futuras?