¡Qué rimbombante! Se podría afirmar, sin posibilidad de equivocarse que es la máxima prueba de capacidad de todo un Equipo de Gobierno. Con los medios e indiscutible preparación de sus componentes, con unos colaboradores de exquisita titulación, los que tienen acceso a todo tipo de información y con todo cuanto puedan precisar, la elaboración de los Presupuestos Generales del Estado, deberían de ser mas eficaces y creíbles de lo que, evidentemente, son.
Para quien se interesa por los resultados de esta gestión de nuestros gobernantes, no comprende cómo el resultado de la misma, no vaya en consonancia con la indiscutible preparación de los gestores.
Es sabido que los presupuestos no son tan precisos como los proyectos Los primeros están sujetos a unos resultados finales de un Superávit o un Déficit. En los segundos, en obras determinadas, no admiten ningún tipo de desviación pues éstas podrían ser catastróficas en casos que no admiten el mínimo error. Pero en el tema que nos ocupa, no hay problema en abusar del "Déficit" porque, en lugar de procurar enjugar en los presupuestos del ejercicio siguiente una partida destinado a subsanarlo, pasa a engrosar la deuda histórica de la que ya se pasa de la unidad del billón de euros.
Pertenecemos a una "sociedad" llamada España y es de suponer que los que nos gobiernen deberían tener presente que el movimiento se demuestra andando y no buscando frases y palabras mágicas para convencer a los "socios" . Solo es preciso algo muy elemental: Respeto. Ustedes, los que elaboran los presupuestos, se irán de sus obligaciones políticas cuando les llegue su turno, pero el resultado de sus presupuestos ahí queda. Valga la redundancia: RESPETO.