No sé qué pensar de la dichosa palabrita ni que sentido darle, pero desde luego lo que sí es cierto es la que se ha liado y que ha puesto en guardia a todo el arco parlamentario, a los medios de comunicación, a expolíticos que estuvieron en primera línea durante mucho tiempo y parece ser que a la ciudadanía en general.
Al igual que hace unos días el tema principal era Venezuela, ahora toca hablar del relator. Lo entiendo, la actualidad es la que manda y es necesario hablar de ella, si no de que se va alimentar el personal, hay que buscar el titular adecuado para el momento oportuno y eso es lo que se está haciendo en todos los ámbitos.
Yo desde luego no me siento capacitado para dar mi opinión sobre el alcance de la figura del relator y desde luego que no lo haré, sería una temeridad por mi parte meterme en asuntos de la alta política sin tener los conocimientos adecuados, no voy a pisar ese charco. Lo que sí quiero es puntualizar una serie de cuestiones que, si no me preocupan, al menos, me generan cierta controversia.
Hoy en día los políticos de turno viven de las encuestas y de la preocupación de dar un titular a los medios de comunicación que, según creencia de los primeros, les haga ganar votos con el objetivo de conservar el estatus que tienen y ahí están los comentarios que hacen, pues quienes se presentan en la autonomías y otras instituciones están más pendientes de si el tema del relator les va a quitar votos que la solución al asunto de Cataluña.
Sería importante que se explicase, si es que existe una explicación clara, lo que significa la aplicación del 155 y lo que realmente conlleva, porque si con eso se soluciona todo para siempre se está tardando mucho, aunque aquí si me voy a mojar, yo no lo veo sigo siendo partidario de buscar soluciones mediante el diálogo, pues se puede hablar de todo y dar soluciones siempre dentro del marco de la Constitución y del Estatuto de Autonomía Catalán.
Ahora bien, con la palabra relator se ha abierto la veda y se han oído palabras gruesas y tremendas barbaridades contra el Presidente del Gobierno, todo vale igual que, por ejemplo, que en un partido de futbol, todos contra el árbitro él tiene la culpa de todo no importa que nuestro equipo no marque, si no lo hace es porque el árbitro pita mal.
La sociedad ya tiene bastantes problemas como para que los políticos de turno crispen más el ambiente en lugar de buscar soluciones. Estos están más preocupados por conservar su pequeño o gran reino de “taifa” que en buscar soluciones, si hoy hay que hablar de toros porque da votos pues hablamos de toros, si es la caza igual a ver quien es el primero que se sube al carro y consigue más votos, y que conste que me gustan ambas cosas y tengo buen conocimiento de lo que hablo y desde luego nunca haría nada en contra de que se perjudicara a ninguna, pero si lo importante es ver quien llega primero para conseguir más votos para conservar el estatus ni estoy de acuerdo ni lo apruebo, entiendo que en política se está para servir a los ciudadanos y resolverles sus problemas, lo demás huelga.
Si ahora el deporte nacional es insultar al Presidente del Gobierno porque intenta buscar soluciones a un problema tan serio como el Catalán, que viene de lejos, yo me bajo de este carro, a mi juicio, en lugar de tanto insulto, desprecio, ganas de crispar más a la sociedad y sacar réditos políticos de algo tan grave, sería conveniente que en lugar de destruir aportar ideas, sentarse en una mesa y hablar, si no es así y cada cual considera que su posición es inamovible mal vamos y peor si hay gente que se lanza a dar su opinión sin conocer los hechos en toda su dimensión, como hicieron algunos políticos de comunidades autónomas que además se les veía crispados y esa crispación nada buena se transmite a la sociedad.
Termino, hablar hay que hablar de todo y ese hablar de de todo no significa ceder, ya lo he dicho, el marco de garantías son la Constitución y el Estatuto de Autonomía de Cataluña.
España es un gran país y en él cabemos todos, nadie sobra todos somos necesarios, si esto no lo entendemos es que no entendemos nada y menos ese concepto tan manido de ser y sentirse español.
No se es más español ni menos por hacer ostentación de determinados símbolos, igual que no se es más socialista por tener un carnet o del PP o Ciudadanos por los mismo, el ser español está en el ADN de las personas y en trabajar por una sociedad más justa en la que se ampare a todos y todas sin mirar quienes son.
Alberto González González. Militante del PSOE de Talavera de la Reina