Ya estamos en campaña electoral, aunque nunca hemos dejado de estarlo desde que Pedro Sánchez es elegido Presidente del Gobierno por una moción de censura. Son momentos de incertidumbre en los que no se sabe lo que puede ocurrir, pues las encuestas últimamente están fallando y no es para menos ya que hay en liza cinco grandes partidos y, según está la ley electoral resulta complicada la distribución de escaños, sobre todo en las circunscripciones de cinco o menos escaños.
A esto se une el proceder de ciertos políticos que actúan en virtud de lo que digan las encuestas, estando más pendientes de a ver lo que dicen o proponen si con ello ganan o pierden votos, no importa el programa, este se cambia, si es necesario las veces que sean con el fin de acomodarse a la situación. Además, el transfuguismo es otra constante, vemos como hay gente que cambia de chaqueta de una manera fácil y sólo para seguir en el machito, aunque se justifica porque ese tránsfuga es muy “valido” y va acarrear muchos votos a la nueva formación a la que se incorpora y, no importa que haya gentes válidas y más, en ese partido del que se fuga que son trabajadores, menos interesados y que dan la cara en todos los momentos, los buenos y los malos, pero ahora toca cambiar de chaqueta porque ya no está seguro el puesto y se busca refugio seguro. Ejemplo reciente tenemos en la comunidad de Castilla León y las consecuencias que ha acarreado para un determinado partido ese transfuguismo.
Jamás he entendido que a un tránsfuga se le abran las puertas del partido que le acoge, me gusta la seriedad, al igual que no entiendo la transformación que sufren algunas personas que pasan de un partido a otro como el agua que fluye con naturalidad de un río, en ocasiones pasan por cuatro o cinco partidos desde un espectro político a otro totalmente opuesto.
Hay otra cuestión, por eso digo que vivimos un momento apasionante, que es el tema de los medios de comunicación. Veo bien las tertulias políticas, que cada cual opine lo que le venga en gana, que manifieste sus ideales políticos, todo en virtud de la libertad de expresión, pero ojo, un periodista que participa en tertulias y defiende una idea política se arriesga a perder credibilidad cuando transmite una información, que es la base principal del periodista, porque ya no es tan creíble, puede estar sesgada por sus ideales.
La información veraz es muy importante para el ciudadano, es la forma que tiene este para poder elegir libremente lo que le conviene en relación con su pensamiento e intereses, si la información llega sesgada o se miente por los intereses que convengan al informador, se está haciendo un flaco favor a si mismo y a la sociedad. Con esto, repito, que un periodista debe tener sus propias ideas, como cualquier otro u otra ciudadano o ciudadana, pero su objetivo principal es la información veraz, al igual que un médico que su objetivo es la atención al enfermo o un maestro la atención al alumno y así en todos los órdenes de la vida, cada cual en su profesión.
No se debe perder de vista el objetivo principal de la profesión que uno ocupa en la vida, lo demás es secundario, si actuamos con estas miras jamás perderemos la credibilidad de las gentes.
Este momento apasionante políticamente que vivimos, no se debe echar a perder con bulos ni noticias interesadas, si se hacen las cosas con transparencia todos ganaremos y conseguiremos una España más justa y solidaria.