Con tal de despreciar un idioma que es requerido como segunda lengua por millones de interesados en poder llegar a expresarse en el, quienes deberíamos sentirnos orgullosos y ampararlo y protegerlo, nos permitimos en ocasiones despreciarlo o relegarlo a un segundo lugar o hasta ignorarlo. Me refiero a nuestro idioma, el castellano, alabado y estimado durante siglos y testimoniado documentalmente por gloriosos escritos entre los que tiene como buque insignia El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha. En Nuestra Querida España, que goza de otras Lenguas, siempre tuvimos el honor de tenerlo como identificativo para unir nuestro sentimiento de unión, respetando a todos y cada uno de los expresados.
Entre los diferentes idiomas tenemos el aranés, al igual que el castúo o el bable, entre otros. Todos tienen su lugar en las distintas zonas de España, pero ninguno, ni los mas extendidos ni los que pudieran intentar expandirse, deberían ocupar un lugar que pudiera oscurecer lo que nos identifica en el mundo entero.