No han pasado ni 15 días del nuevo gobierno, y ya tenemos un nuevo dislate.
Aunque éste, podría considerarse de cierta gravedad, por no decir abiertamente delictivo.
Al “affaire” saludo Ábalos, se ha demostrado una nueva peripecia en hacer de la mentira una forma de gobierno. ¡Dónde queda aquello de: no nos merecemos un gobierno que nos mienta!
El problema es que los subalternos no le llegan a la suela del talón a Sánchez en cuanto a hacer de la mentira su forma de vida y de la política.
Del: fui a saludar, al fui por hacer un favor al estado y evitar “conflictos”, media un abismo de mentiras encadenadas una tras otra.
Nuestro Presidente regional, que no sabemos si la vaselina que se gasta lleva algún otro producto del tipo pérdida de la realidad, sale a defender a este chulo barato que demostró ser el tal Ábalos, a la pregunta de una periodista, y nos aclaró lo que es vivir de la política y no respetar a la profesión.
Vivir de la política, algo que aquí hace más de uno, más o menos como reconoció el tal Ábalos, al que no le echa ni Dios. ¡Y dos huevos duros, oiga!
La defensa de este ministro no tiene un pase. No sólo por lo sórdido del asunto, del que desconocemos las verdaderas razones de la entrevista, saludo, encuentro casual o solución de conflictos –aunque cualquiera mínimamente avispado se puede maliciar de por dónde van los “negocios”-, sino por la gravedad de que pisando espacio Schengen, no fuera detenida.
Cómo supongo que la corte de asesores que pueblan las dependencias de la JCCM, estarán informados, no obstante, me permito informar un poco al respecto, algo que por otra parte podría hacer telePage, al menos para guardar las formas.
La tal Delcy Rodríguez, tenía prohibido pisar el espacio Schengen por las sanciones que la UE ha impuesto al régimen dictatorial –del que tanto presume ZP y el vicepresidente iglesias- por su política represiva contra sus ciudadanos y políticos de la oposición. Es decir, que en el momento en el que se le permitió su aterrizaje, ya se estaba incurriendo en un delito, por permitírselo, pero es que además se paseó por el aeropuerto y sin que nadie le visara el pasaporte. ¡Claro, es que entonces habrían tenido que detenerla! ¿Quién lo impidió?
Pero tampoco se nos informa de qué “conflictos” nos ha salvado el Ministro. Si de la III guerra mundial o de alguna catástrofe ecológica.
Todo es digno de una denuncia penal por entorpecer la labor de la policía y la justicia, y si hubiera un mínimo de decencia, no sólo el ministro y parte de este gobierno dimitiría, sino que alguno se tendría que ir con él por defender lo indefendible. ¡Quién te ha visto y quién te ve!
Y luego nos quejamos de lo que hace Bélgica con un prófugo de la justicia.
Pues lo de este gobierno, me temo que es aún más grave. Al menos Puigdemont no ha reprimido todavía a sus ciudadanos. Al menos por la fuerza.