Estos días que estamos viviendo de lucha contra este virus letal y desconocido como es el COVID-19, nos está dejando al descubierto posturas bastante claras. Y es que nos está dejando un enfrentamiento lamentable entre quienes anteponen la vida frente a la Economía contra quienes hacen justo lo contrario.
Se sabe que estamos ante una pandemia, es decir un virus que afecta a todo el pueblo, a toda la Humanidad (pan-pantos: todo, demos: Pueblo). Algunos, no ven o no quieren ver o incluso, no quieren que los demás veamos que esta crisis sanitaria está sucediendo a nivel mundial. Y eso me apena y hasta me avergüenza.
Sí, me da pena. Mucha pena y hasta rabia porque algunos intentan aprovecharse del mal ajeno para intentar colarnos mentiras difundiéndolas en todos los medios de comunicación que los ciudadanos tenemos a nuestro alcance. Y lo hacen para intentar derribar a un gobierno cuando el enemigo a batir, es un virus que es algo que no vemos venir pero que, por desgracia, está entre nosotros aunque no tenga cuerpo físico por así decirlo.
Estamos viviendo días de angustia y dolor que es lo que provoca cada muerte que se está cobrando el coronavirus.
Este mal nos ha pillado de golpe, de sopetón. Así, sin avisar. Lo ha hecho como un mazazo frío, helado e inmisericorde que no entiende ni de ricos ni de pobres. No entiende como todos los días vemos, tampoco ni de colores ni de ideologías. Esto no va ni de Izquierdas ni de Derechas, ni de rojos, ni de azules, ni de naranjas, ni de verdes, ni de morados. Afecta a españoles, a franceses, a estadounidenses, a italianos y a muchas personas más de diferentes países. Pero no. Algunos se han creído tonterías y pasan de verdades científicas, de análisis, de comprobaciones, de datos, de estadísticas que por muy frías y desoladoras que sean, son las únicas que nos ofrecen certezas entre tanta desgracia. Es la Ciencia de la Medicina la que nos ha dejado la evidencia de que existe el virus y que éste no ha sido creado por ningún político del mundo.
Algunos torpemente andan por la vida equivocados. Han confundido la lucha contra la pandemia con la batalla política. Algunos, cegados por la sinrazón de políticos que basan su estrategia en mentiras, han hecho de esto una cuestión de ideología y de seguidismo político y hasta utilizan banderas como si éstas salvaran vidas olvidando además que esas banderas son de todos y no de unos pocos.
Tiempo habrá para homenajes, duelos, lutos, crespones negros y hasta de minutos de silencio. Ahora, no toca. Y es que esta maldita enfermedad no nos permite hacerlo, por el momento. Ella sigue ahí. En las calles, en las plazas. Espera a que salgamos para incrustarse en nosotros hasta conseguir matarnos.
Me gustaría escribir de una manera dura, cruel y llegar a igualarme a la implacable enfermedad para lograr que la gente entienda que el Estado de Alarma, no coarta libertades sino que lo que hace es intentar salvar vidas.
La ceguera sin sentido de algunos, ha calado de tal manera que se están comportando como verdaderos aliados del virus. Sí, cada vez que una persona sale a la calle y no guarda las distancias de seguridad, está acercándose al virus. Sin embargo, cada vez que una persona se queda en casa, nuestro hogar hace de barrera no sólo con la gente sino con el virus que es el verdadero y auténtico enemigo y no el Presidente del Gobierno al que están llamando de todo y si no se lo creen aún, cojan las redes sociales un momento y lo descubrirán. Es tan fácil como echarlas un vistazo. Ni más ni menos.
Todos los gobiernos están haciendo todo lo que pueden para acabar con la pandemia cuanto antes y así, volver a la rutina diaria de antes pero sabiendo que, por desgracia, la vida después del virus no será igual puesto que habrá dejado atrás millones de vida segadas por todo el mundo. No voy a hablar sólo de las miles que tenemos ya en nuestro país sino de todas las que se está cobrando el COVID-19 en muchos lugares del mundo, aunque me temo que mi esfuerzo porque entren en razón algunos y no cometan locuras que dañen a todos los demás, me da que va a ser en vano. Y lo lamento. Creedme que lo lamento.
Hoy tenemos que librar una batalla abierta contra un virus y eso es lo único que debería de preocuparnos pero sin embargo, tenemos otra absurda y también terrible batalla a la que debemos enfrentarnos: la del odio y el rencor que algunos muestran por el hecho torpe de creer a unos cuantos que dicen que si estamos confinados en nuestras casas, es porque el Gobierno quiere privarnos de libertad. No. Quedarnos en nuestros hogares no es una medida que haya tomado el Ejecutivo sin consultar. Es más. Esta medida ha sido tomada teniendo en cuenta a los expertos en Medicina porque han podido comprobar que la distancia social o el lavado de manos, salva vidas. Y recuerdo escuchar una vez a un ex-Presidente del Gobierno que dijo que gobernar es tomar decisiones incluso hasta las que no nos gusten.
Por desgracia, ya muchos no salen a su terraza o a su balcón a aplaudir sino que cogen sus cacerolas para protestar contra el Gobierno de todos los españoles. Sí, porque también lo es de ellos. Y es que, por mucho que no quieran verlo, la responsabilidad de un gobernante es velar por la seguridad y la salud de todos sin mirar si te han votado o no. Y es que una vez que un político accede al poder, debe tener presente que en sus manos está el futuro de todos sean quienes sean, vivan donde vivan y piensen lo que piensen.
Pero eso no está pasando en todos los gobernantes. Algunos, piensan antes en el coste económico que supone estar confinado antes que en el ahorro de vidas que supone quedarse en casa. No pueden ser más torpes y a la vez, tan crueles.
Yo me quedo con la vida que salvan o que intentan salvar cada día nuestro personal sanitario. Me quedo con su sudor, con sus lágrimas de impotencia, de frustración por ver que a pesar de su empeño, hay vidas que se van. Por eso, cada vez que alguien se saltan las normas o mienten con descaro con noticias falsas, nos dañan a todos sí pero muy especialmente a ellos.
A algunos, no les importa. El Presidente del Gobierno acertadamente ha reiterado que ahora no es tiempo de partidismos sino de unidad contra el virus. Que no es tiempo de reproches sino de arrimar juntos el hombro para acabar cuanto antes con esta pandemia.
Señores, siempre respetaré lo que cada uno diga, piense o vote pero dejen que diga una cosa a quienes ponen en peligro mi vida y la de los demás con sus absurdas y temerarias concentraciones: que si ustedes siguen consignas equivocadas cegados por el poder y el dinero, les lamento comunicar que pueden morir y entonces perderán tanto el dinero como la vida porque nadie se va al Más Allá con la cartera llena de billetes.
Señores de la Derecha, háganme caso y lean a Jorge Manrique y cuando lo hagan ojalá y se acuerden de mí cuando reciten aquello de que todos somos ríos que vamos a parar al mar y es que ese mar representaba la muerte para el poeta, en concreto la de su padre. Sean como los sanitarios y miren por ese río de vida. La Política mal entendida nos lleva a caminos de falso poder porque por si no se han dado cuenta, por mucha riqueza y posesiones que atesoremos, Izquierdas, Centro, Derechas, rojos y azules, verdes, naranjas o nacionalistas…todos somos iguales: seres humanos con un vida con principio y final.
Por favor, entiendan mi mensaje, actúen con libertad, no con libertinaje y cuando tengan que elegir ahora y siempre, elijan antes la vida y no la bolsa.
Eso es lo verdaderamente importante.
DIEGO RUIZ RUIZ. Militante del PSOE de Polán (Toledo)