El presidente del gobierno descubrió, en la rueda de prensa del martes 25,

tras el consejo de ministros, la forma jurídica que tienen todos los

gobiernos autonómicos para garantizar el cumplimiento de las medidas

excepcionales, legisladas en sus territorios. El martes nos enteramos ya que

no podemos tener toda la legislación en nuestras cabezas que los presidentes

y presidentas de cada una de las autonomías, pueden solicitar al gobierno de

la nación, la declaración del estado de alarma en sus demarcaciones o parte

de ellas, garantizándose por parte de éste, su apoyo institucional y su

aprobación, si fuera necesario, en el Congreso, aunque esto último, sea muy

discutible. Recordemos que el 21 de junio, el estado de alarma decayó no por

una cuestión sanitaria, sino por un problema político, impulsado, entre

otros, por el líder de la oposición con todo su grupo parlamentario en

coral. El partido Popular había reiterado su negativa a seguir defendiéndola

en anteriores votaciones, apoyado por los presidentes que gobiernan en

diferentes comunidades y que reclamaban, como otros de signo distinto,

recuperar sus competencias y funciones. Declaraciones como que los

madrileños estaban secuestrados por el gobierno central, nos demuestran

hasta que punto de fragilidad estaba la cooperación con las medidas del

gobierno. Se cae, una vez más, la estrategia del confusionismo llevada acabo

por la oposición, encabezada por el principal partido de esta y que pretende

gobernar la nación como lo ha hecho en anteriores ocasiones.

Claro, ahora puestas las cosas en su sitio, sabiendo que las comunidades

pueden hacer uso del estado de alarma, nadie opta por esta medida. Ningún

presidente, ni presidenta, solicitará acogerse a esta medida que ellos están

en la obligación de conocer porque es su trabajo y si no la conocían, tienen

personal a su alrededor para indicarles su existencia y funcionamiento.

Ahora no la aceptan porque la solución no es confinar a las personas, como

si el estado de alarma solo tuviese esa opción entre sus medidas. Con el

estado de alarma parcial en una comarca o provincia, e incluso en una región

¿los magistrados habrían tumbando las medidas acordadas por los gobiernos

autonómicos?

Fue curioso ver y comprobar que mientras se exigía comprobación de seguridad

en el comienzo del curso por parte del líder del principal partido de la

oposición ante las palabras del presidente del gobierno nacional, casi en el

mismo instante, la presidenta de la Comunidad de Madrid, admitía, con las

mismas palabras de tranquilidad y seguridad, las medidas para el comienzo

del curso en esa comunidad.

No sirve decir que se trabaja para el estado y se respeta y defiende la

constitución, hay que demostrarlo y en política, como en otros aspectos de

la vida, no todo vale. Hay que ser serios y responsables y sobre todo,

aceptar el papel que las urnas te han dado. No sirve decir que te importa el

funcionamiento de las instituciones y bloquearlas de una forma vergonzosa.

Instituciones que tienen que seguir funcionando incluso con la situación

sanitaria que estamos viviendo. Luego nos rasgaremos las vestiduras cuando

oigamos que la justicia no es independiente, pues ahí esta la muestra,

necesitando de los políticos para que funcione su maquinaria.

Y el ejército otra vez al rescate, esta vez como rastreadores. Eso esta

bien, ahora sabemos que como tenemos un ejercito de profesionales, podemos

echar mano de ellos para tapar las irresponsabilidades de los que se supone,

deberían estar gestionando la crisis. No nos extrañe si de aquí a unas

semanas, con el curso iniciado y se comprobara que no hay profesores

suficientes, veamos personal con uniforme en las aulas. No me molesta el

ejército que tenemos en la actualidad y es de agradecer la labor que han

prestado y que prestan en los meses de verano pero las funciones de unos y

de otros creo que están bien definidas y no hay que mezclarlas.

Lo que no han tenido presente los estrategas de La Moncloa en este guantazo

sin mano que han dado a los opositores, ha sido a los ciudadanos y

ciudadanas, grandes o pequeños, jóvenes o mayores, vivan en un territorio o

en otro. Creo que no nos merecemos este laberinto jurídico, estos lances

partidistas, estas ofensivas para defenderse del acoso. Medidas varias que,

sabemos, algunas no podrán llevarse acabo.