Todos estábamos expectantes con la reunión entre el presidente del Gobierno

y la presidenta de la Comunidad de Madrid. Parecía un acto imposible de

llevar a cabo, sobre todo por lo que se desprendía de las lecturas de los

acontecimientos y actitudes en las semanas y meses pasados. Actitudes que se

han visto en la escenografía que se ha diseñado en el encuentro, más parecía

una cumbre de estados más que un encuentro obligado por necesidad de un

situación sanitaria alarmante, entre gobiernos con afán de cogobernar la

crisis. Sabemos que el gobierno madrileño tiene carencias sanitarias pero

banderas tienen para dar y tomar, aunque le falto la de la Comunidad

Europea, no estoy fuerte en estos protocolos pero creo que ya puestos, debió

estar presente.

Hay nacionalistas o nacionalismos que son evidentes y que todos conocemos y

luego están los nacionalismos de los que no se denominan nacionalistas.

Madrid es distinto al resto de comunidades españolas pero como lo es

Barcelona en Cataluña o Sevilla en Andalucía, todas representan y son

singulares del mismo estado. La densidad de población y la movilidad son

factores que no contribuyen a erradicar los contagios de esta pandemia y

luego está el aspecto socioeconómico pero hemos visto que de este concepto,

están muy bien definidos y separados lo que es “socio” de lo “económico” y

la importancia que tiene cada uno de estos componentes.

Hemos asistido a un hecho diferencial que distingue al Gobierno de Madrid

como una institución que debe de tener tratamiento distinto, creación de

grupos de trabajo diferentes al resto de comunidades y que serán otorgados

por el gobierno central, no sirven los cauces que se estaban utilizando,

quizá es que no sirvan a La Comunidad de Madrid ni a ninguna otra.

Cualquiera que venga de nuevas se creerá que el presidente Sánchez no se

reúne con la presidenta Ayuso, ni que el ministro Illa no se ha hablado con

el consejero Escudero, ni hay trato alguno con los técnicos del ministerio

ni de la consejería. Hay que crear un poco mas de burocracia para que se

constate que Madrid es especial.

Nuestro presidente castellano manchego dice que las circunstancias de Madrid

es una cuestión de estado y que nos compete a todos. Tiene toda la razón y

más a nosotros que somos vecinos pero esto no es de ahora y él lo sabe muy

bien. Esta circunstancia es de siempre, mes de marzo y abril incluidos. Como

también nuestro presidente, en otra ocasión, comentó, las comunidades

también son estado. Todas. En la situación en la que nos encontramos y de

donde venimos, el acabar o intentar neutralizar al virus, es una cuestión de

estado y no todo ha sido tan idílico como nos quieren hacer creer, ni con el

resto de comunidades ni con la Comunidad de Madrid.

Recordemos, una vez más que el estado de alarma y esto no quiere decir el

confinamiento, decayó porque no encontró apoyos parlamentarios para seguir

en él, entre otras fuerzas políticas, el partido Popular que sigue dando

lecciones de lo que hay que hacer y que no aplica en los gobiernos

autonómicos que sustenta, entre ellos el madrileño que ejerció un acoso y

derribo vergonzoso contra el gobierno central, acusando de bloquear

material, de abandono, de rapto y más disparates que conocemos.

Pues bien ya están las cosas donde se querían llevar, a una diferenciación

de la Sra. Ayuso con respecto al resto de sus compañeros presidentes.

Ahora llegan los reproches, porque claro se pide colaboración pero seguimos

dándole al mazo. No hay rastreadores, necesitarían millones. No hay médicos

pero no dice por que no hay médicos ni por que no hay ofertas de plazas para

médicos ni personal de enfermería. No dice que los médicos en Madrid que es

responsabilidad de su gobierno, están en situación precaria, con contratos

vergonzosos y horarios interminables, con médicos en formación que se han

vuelto a levantar para volver a decir que están artos de ser mano de obra

barata. Hay que ser autocrítica y no presentarse como la que quiere volver a

la solidaridad de los meses de marzo y abril como si hubiera sido el

paradigma de la solidaridad entre gobiernos.

Pedro Sánchez en la rueda de prensa conjunta, nos dice que esto no es un

juego. ¿A quien se lo dice? A pesar de los múltiples ejemplos de personas

tomándose el tema como si fueran de otro mundo, la mayoría de los españoles

sabemos desde hace meses que esto no es un juego pero sí creemos que

escenificaciones como la acaecida en la Real Casa de Correos sí se acercan

más a un juego o a una receta para terminar con una pataleta, porque al

final la eficacia de lo acordado dependerá única y exclusivamente de la

decisión del gobierno de Madrid y queda demostrado que algo no esta

funcionando o funciona con una considerable cantidad de ineficacia en él.

Emilio Lledó dijo que sobrecoge ver el poder que tiene sobre nosotros

ciertas personas disparatadas, pues un imbecil con poder es algo terrible.