Valoramos las cosas cuando no las tenemos. Nos pasa con el dinero, con el trabajo, y con las personas.
Cuando conversamos con una persona, a la que no le podemos ver los ojos, notamos que en la comunicación falta algo. Falta la información que los ojos aportan. Entonces nos damos cuenta. Esto nos pasa con las personas que llevan gafas negras. No notamos si su mirada es agresiva o acogedora. O íntima.
Hay miradas y miradas. La mirada agresiva, la de la persona que quiere imponerse. Te mira los ojos y mantiene la mirada fija. La mirada acogedora o social, la de la persona que se encuentra cómoda contigo. Te mira la cara... Y la mirada íntima, la de la persona que se interesa por tu físico. Te mira de arriba a abajo.
¿Qué me dices? Con la cara tapada, puede saber si la persona que te mira quiere imponerse, te observa con interés o simplemente se siente cómoda.
Valoramos las cosas cuando no las tenemos. La mascarilla nos esconde los labios. Y ahora no contamos con la información que aportan: Sonreír. Morderse el labio inferior. Mover los labios de izquierda a derecha.