Son muchos los frentes que amanecen abiertos para don Juan Carlos y por eso, después de haber sido mis argumentos sus desmanes en unas ocasiones, y los recuerdos agradables en otras, hoy no me tienta hablar de ellos sino de la relevancia que tuvieron en su vida las transiciones; se encumbró por la buena labor que realizó en una como colaborador imprescindible junto a políticos visionarios de raza que apearon sus ideologías cuando divisaron en el horizonte un gran futuro para España y para millones de españoles que se irían y otros millones que continuarían viniendo; se abandonó después y culminó en la transición de la corona a su hijo; da que pensar incluso que por que ya no contaba ni con aquellos colaboradores de antaño, entre los que no dudo habría un buen consejero espiritual, ni quizá, con aquellos valores, y de ahí que hoy, aunque es necesario y fácil, no es agradable hacer leña de un árbol que nunca debió haber caído pues siempre estuvo bien cuidado por los españoles.