Del mismo modo que hay personas populares, también hay palabras populares, palabras que mucha gente utiliza: “Vacuna. Anticuerpos”. El organismo genera anticuerpos contra los cuerpos extraños. Y las comunidades generan «anticuerpos» contra determinados hechos: La pobreza, la guerra, el populismo...
Europa, después de la Segunda Guerra Mundial, generó “anticuerpos” contra los nacionalismos y la guerra. Se podría decir que la vacuna mencionada no nos está protegiendo mucho, pues los nacionalismos vuelven. El madrileño provoca sonrisas.
En estos momentos, una parte de Cataluña tiene anticuerpos contra el independentismo. Y la otra parte los tiene contra el centralismo. Hace unos días leía en la prensa lo siguiente: «El filósofo Miquel Porta Perales dice que la inmersión ha creado anticuerpos. Ahora hay más gente que rechaza el catalán». Y ahora leo esto, del periodista Màrius Carol: Los confinamientos han sido duros, la gente está cansada, y ciertas organizaciones populistas han instrumentalizado el cansancio, para combatir al adversario. “Los partidos responsables pueden convertirse en la mejor vacuna contra el populismo mencionado”.
Entiendo que es necesario centrarse. Pienso en Sánchez, y en Aragonés.