Es inevitable pensar ahora, visto lo visto el 28 de mayo, en la posibilidad de que Génova quiera buscarle pronto un relevo al liderazgo de Paco Núñez en el PP de Castilla-La Mancha. No digo que vaya a hacerlo, y mucho menos de inmediato, pero sí que esa hipótesis se ha abierto en las cabecitas oportunas y es un futurible con opciones, más aún si se confirma la victoria del PP en las generales del 23 de julio y Alberto Núñez Feijóo se convierte en el nuevo presidente del Gobierno. Incluso hay un runrún de nombres encima de la mesa y en ese juego de alternativas es un dato clave que Carlos Velázquez se haya convertido el sábado en el nuevo alcalde de Toledo.
Es lógico pensarlo. Personalmente creo que Paco Núñez ha sido un buen rival del socialista Emiliano García-Page en las autonómicas y con mil votos arriba hoy estaríamos hablando en términos opuestos, pero también es evidente que su intenso trabajo en la última legislatura y su carácter impulsivo no han tenido los efectos de popularidad arrolladora que se esperaban en el PP. Sin Vox en la ecuación, Núñez ha estado muy lejos y sus expectativas no se han cumplido. Es cierto que luchaba contra el barón socialista más pegado a su tierra y con más votos de toda España, y que por tanto la suya era una colosal batalla frente a un gigante, pero ahora, fracasado ya el trámite en medio del océano de ganadores del PP, es lógico pensar que no habrá terceras oportunidades. Aunque las hubiera finalmente.
Sinceramente creo que Paco Núñez es un político muy válido que, si sabe aprovecharla, puede tener una gran carrera por delante. Así lo espero. Ahora debe tomar conciencia de las circunstancias que han sobrevenido y saber encontrar su nuevo sitio. Es muy meritorio haberle plantado cara a Page en la Junta de Castilla-La Mancha y haber dado en el palo lo que parecía un golazo por la escuadra de la portería del PSOE, pero la vida también es una cuestión de suerte y de saber encontrar a cada momento su horizonte.