A nadie se le escapa que la autodenominada plataforma “Queremos Saber la Verdad del Puy du Fou” está ideada y liderada por Ecologistas en Acción, y más en concreto por sus responsables en Toledo, Miguel Ángel Hernández Soria y Roberto Oliveros Villalobos. Es curioso cómo otras organizaciones sociales, sindicales o políticas renuevan a sus líderes con cierta periodicidad mientras que Ecologistas en Acción mantiene a los suyos en Toledo de forma vitalicia.
La sociedad toledana y castellano-manchega ha asistido estos meses con estupor a la minoritaria pero furibunda oposición de esta plataforma a un proyecto que ha logrado ilusionar a la ciudad y generar unas expectativas laborales, económicas y culturales nunca vistas antes en Toledo.
Pues bien, las averiguaciones realizadas por este medio y por otros de la provincia pueden haber dado con la oscura razón de su visceral oposición. Ya adelantamos que las posibles motivaciones poco tienen que ver con la defensa del medio ambiente.
Resulta que Ecologistas en Acción no es más que una parte de un entramado empresarial en el que Miguel Ángel Hernández y Roberto Oliveros vienen moviéndose como pez en el agua desde hace muchos años, y no precisamente por amor al arte.
Ambos aparecen como administradores solidarios de la mercantil Toledo Natura, S.L., y también como miembros del equipo de la empresa Estudios Medioambientales y Territoriales, S.L. (EMAT), liderada por la otra pieza clave de este asunto: Santiago Martín Barajas.
Ambas empresas se caracterizan por llevar muchos años obteniendo beneficios a través de la generación de estudios ambientales con un denominador común: los proyectos en los que estas empresas son contratadas “casualmente” carecen siempre de oposición por parte de Ecologistas en Acción.
Es por ello curioso que el colectivo “Queremos saber la verdad del Puy du Fou” haya enarbolado argumentos como la mercantilización y turistificación de la ciudad, cuando sus máximos responsables llevan años obteniendo beneficios (entre ambas empresas han facturado una media anual de medio millón de euros en los últimos ejercicios) y además han recibido subvenciones públicas en los planes de apoyo al sector turístico y de ocio (Toledo Natura, S.L., tiene como una de sus principales actividades este sector).
A la vista de todo ello, pareciera que lo que subyace en su oposición, lejos de ser un criterio ambiental, es un “enfado” derivado de la no contratación de sus servicios por parte de Puy du Fou. Hay quien entiende que es algo así como un aviso a navegantes de cómo y con quién deben tramitarse los servicios de consultoría ambiental para evitar problemas y no tener la oposición de Ecologistas en Acción.
Se trata de una red bien tupida que no se queda en Ecologistas en Acción, sino que se ramifica a formaciones políticas, como por ejemplo EQUO, de cuya Fundación Martín Barajas es patrono (hay que recordar que EQUO fue uno de los firmantes de la demanda contra la aprobación del PSI de Puy du Fou). De este modo, con un grupo de tan solo tres personas, se consigue la presión de un colectivo ecologista y de un partido político.
Martín Barajas, muy activo en twitter, ha sido uno de los pocos que ha compartido y retuiteado los contenidos de la plataforma que se opone a Puy du Fou. Junto a él, también lo han hecho los perfiles de Ecologistas en Acción en diferentes ciudades o regiones y los de EQUO en varias localidades.
Es destacable reseñar que los proyectos que han contado con la participación de Martín Barajas y Hernández Soria han sido en muchas ocasiones infinitamente más agresivos para el medio ambiente y el paisaje que lo que se plantea en la finca toledana de Zurraquín. Por ejemplo, los grandes parques eólicos emplazados en idílicos parajes de las Islas Canarias como los Parques Eólicos “Fuencaliente” y “Cañada de la Barca” tuvieron la participación de Barajas y Hernández para la obtención de los permisos ambientales, por supuesto con el absoluto silencio de Ecologistas en Acción. Entre los principales clientes de ambos destacan gigantes como ENEL o Acciona, con importantes cantidades ingresadas en las cuentas de sus empresas, que se caracterizan, por otro lado, por tener uno o ningún empleado, según los datos oficiales registrados.
No quedan aquí las ramificaciones de este peculiar entramado, sino que Juan Hernández Soria, hermano de Miguel Ángel, aparece también como destacado integrante de Ecologistas en Acción, desempeñando tareas de comunicación y redes sociales.
Con todos estos datos en la mano, cabría pensar que el principal error de Puy du Fou fue no contar con el asesoramiento ambiental del tándem Barajas-Hernández que les habría asegurado, al menos, que Ecologistas en Acción no hubiera liderado la oposición al proyecto de la empresa francesa.