Un escalofrío recorre las sedes del PP ante el fantasma de la suspensión de pagos que amenaza a la mayoría de las sedes del PP, incluidas las de Castilla-La Mancha, tras los resultados electorales del 28-A y el descomunal descenso de ingresos que eso va a suponer para las arcas del partido. Los trabajadores tiemblan ente esta perspectiva, aunque seguro que la sangre no llegará al río.

Según un diario nacional, desde la calle Génova han comenzado a trabajar en una importante reestructuración de personal, que se ejecutará tras las elecciones del 26 de mayo, y que se justificará en que la organización no ha cumplido los objetivos.

Algunos cálculos de tesoreros del PP sobre lo que podía pasar a partir del 28 de abril si el PP conseguía menos de 80 escaños ya crearon inquietud antes de las elecciones. Según El Confidencial Digital, de cumplirse lo que venían marcando entonces los sondeos, su conclusión era ya completamente desalentadora: “No salen las cuentas”.

Al final, el peor escenario se ha convertido en una realidad tras las elecciones generales. Y es mucho peor de lo que podían imaginar. La pérdida de financiación por la debacle en las urnas va a provocar, casi de forma inmediata, un ERE a nivel nacional, asegura el citado diario citando fuentes del partido.

“Va a sobrar mucha gente” en el partido, por lo que se tendrán que producir, casi de forma automática, “despidos en grandes cantidades”.  De hecho, advierten, este proceso ya se está iniciando en regiones que han sido feudo del PP los últimos años y ahora han registrado unos malos resultados. No es el caso del PP de Castilla-La Mancha, donde los gastos han estado aquilatados al máximo, pese a lo cual no se descarta nada de cara al futuro, sobre todo si bajan también sustancialmente las subvenciones de las Cortes regionales en caso de que el resultado del 26-M reduzca drásticamente el número de diputados.

La reducción de plantilla ha empezado a afectar en alguna comunidad a los periodistas contratados por el PP.

La situación puede llegar a ser tan complicada que aconsejaría poner a la venta la sede nacional del PP en el histórico edificio de los populares en la calle Génova. Pablo Casado ha descartado siempre siempre esa opción, pero puede que ahora no tenga otro remedio que transigir.

La sede nacional, además, no sería la única de la que se desprendería el PP. Por si estos problemas fueran pocos, siempre según ECD, el partido tendrá serios problemas para afrontar los créditos contraídos durante los últimos años que todavía están pendientes de pago.

A esa falta de liquidez, incluso antes de las elecciones, hay que unir el hecho de que, con la pérdida de cargos electos, el PP también pierde dinero no solo de la financiación pública, sino de las propias aportaciones de sus diputados, senadores y concejales.

Todos estos cargos, afirman las fuentes consultadas, suelen contribuir con un 10% de su sueldo mensual al sostenimiento de la estructura del partido.