Castilla-La Mancha se ha levantado este lunes un poco menos bipartidista que el domingo gracias a los cuatro nuevos diputados de Ciudadanos, frente a los dos que tenía Podemos en las Cortes autonómicas, en las que García Molina y el ya añorado David Llorente no han dejado más huella que la de su propia guerra. Pese a la entrada de los cuatro diputados naranja el Parlamento castellano-manchego sigue siendo bipartidista. Imperfecto, pero bipartidista. Con una clara división entre el bloque socialista y el centro derecha. La imperfección estaba hasta el domingo en la izquierda y ahora se ha trasladado al centro derecha, con efectos demoledores para el Partido Popular, que se ha desangrado por los cuatro costados no solo en las Cortes sino en todos y cada uno de los rincones de Castilla-La Mancha.
Paco Núñez no ha salvado ni los muebles y el argumento de que con mayor porcentaje de votos que el PP de Madrid ha obtenido menos diputados y ni ha atisbado la posibilidad de formar gobierno no es oportuno ni asumible. Lo que sí cuenta en el caso del político almanseño es que acaba de llegar y no le ha dado tiempo a tomar impulso, pese a lo cual, es cierto, ha recuperado 35.000 votos con respecto a las generales del 28-A. Puede que los “populares” hayan iniciado de verdad el camino de la recuperación, pero tendrá que ser contrastado en próximas elecciones. Mientras tanto, a Paco Núñez y los suyos les queda únicamente la travesía del desierto durante cuatro durísimos años en los que tendrán que trabajar sin apenas poder institucional en la región, en la provincia y en los municipios. Podrán gobernar en algunas de las capitales, pero pagando peaje a otros partidos políticos y con la oposición enfrente del poder ciclópeo que las urnas le han otorgado al PSOE de Emiliano García-Page. De ahí a la depresión solo hay un paso, pero Núñez es bravo en el terreno, toma decisiones, no tiene contestación interna y sabe que su horizonte no estaba en el mayo del 19 sino en el del 23.
El 26-M en Castilla-La Mancha ha dejado fuera los populismos y los extremismos. Podemos ha salido y VOX no ha entrado en este sistema de bipartidismo imperfecto, lo cual es a todas luces una buena noticia para todos; y más aún para Page, que tuvo que aguantar carros y carretas del político sobrado en que había devenido José García Molina, un hombre al que hay que agradecer su última jugada por ser consecuente con su derrota. Los medios le echaremos de menos. Sus equivocaciones han sido estrepitosas, y la mayor de ellas no fue entrar en el Gobierno socialista de Castilla-La Mancha sino mantenerse dentro pegado como una lapa hasta el último minuto. De hecho aún sigue siendo oficialmente vicepresidente segundo en funciones. La venganza de Page ha sido zamparse a Molina con urnas y todo. Los socialistas con corazón han votado a Page. Y los podemitas también.
La imperfección del bipartidismo imperante la representa Ciudadanos. Los naranjas han obtenido un buen resultado regional pero no le sirven para nada porque el PSOE no necesita sus votos para formar gobierno ni suma con el PP para lanzar una alternativa a Page. Carmen Picazo ha hecho una campaña discreta y no parece que haya sumado ni restado al tirón de la marca del partido de Albert Rivera. Veremos estos próximos cuatro años lo que da de sí su capacidad de liderazgo dentro y fuera de la Cortes y con quién vota más, con el PSOE o con el PP. Hay que suponer que esto último dependerá de los pactos que se establezcan a otros niveles entre estos partidos, pero Paco Núñez debe ir preparándose para encajar los golpes que le van a propinar intentando hacer ver que el PP está solo en el Parlamento. Desde el PSOE por motivos obvios y desde Ciudadanos para ocupar su terreno en el centro derecha.
El único éxito rotundo y sin paliativos de ningún tipo ha sido el de Emiliano García-Page. Su triunfo el 26-M ha devuelto al PSOE a los momentos de gloria de José Bono y ha recuperado el inmenso capital político que heredó y perdió José María Barreda. Solo en una legislatura de la historia de la democracia en la región el PSOE ha tenido tanto poder institucional en Castilla-La Mancha. Page no ha logrado los porcentajes de escándalo en las urnas del mejor Bono, pero sí ha acaparado tanto poder o más a nivel regional, provincial y municipal. El Page que derribó a Pedro Sánchez como secretario general del PSOE se ha aprovechado ahora del efecto Pedro Sánchez que se inició el 28-A. Pero el mérito es del propio Page, que supo sobreponerse a los durísimos sinsabores sufridos en varias etapas difíciles de la legislatura para terminar ganando por goleada a sus rivales y haciéndose dueño y señor de la región. Page tuvo que afrontar la crisis federal del PSOE y sus consecuencias en el viaje de ida y vuelta de Pedro Sánchez. Sufrió con la traición de los podemitas para terminar metiéndoles en el Ejecutivo regional en una jugada sorprendente y paradójica; el mismo Page correoso que acabó con el primer Pedro Sánchez por querer pactar con los de Pablo Iglesias les dio después cobijo en su propio Gobierno. Sufrió también con las primarias para poder ser candidato y a pesar de tenerlas ganadas de antemano le restaron muchas energías. Por cierto, el que se enfrentó a Page en las primarias ha logrado mayoría absoluta como alcalde y el que se enfrentó a Núñez ha perdido la alcaldía.
Además de trabajar de forma incansable, de rodearse de un buen equipo, de recorrer la región acariciando a todo el que se le ha puesto por delante y de no dejar que nada se le escape, Page ha contado con la inestimable colaboración (involuntaria) de María Dolores de Cospedal. El PSOE supo ver desde el primer momento el valor propagandístico de la figura de la expresidenta y Page se empeñó en contraponer su propia figura a la de ella después de hacerle un traje a la medida de malvada, sin corazón, altiva, soberbia y culpable de haber infligido un dolor inmenso a los castellano-manchegos durante sus cuatro años de mandato. El relato les ha funcionado. Hasta el punto de que han ninguneado a Paco Núñez. No han hablado de él sino de Cospedal. Siempre Cospedal.
Todo ello se ha traducido en un triunfo inmenso del PSOE de Page este 26-M que va a dar paso a una nueva etapa política en Castilla-La Mancha en la que seguirán sobre la mesa los antiguos y grandes problemas de la región como el trasvase, el ATC, el empleo, la despoblación, la educación, la sanidad, las listas de espera… Los mismos asuntos y problemas de antes de Cospedal, de después, de ahora y de mañana. A partir de aquí Page no tendrá que pagar peajes y los triunfos o las derrotas serán solo responsabilidad suya. Está en condiciones, tiene capacidad y es su voluntad hacer un gran trabajo y gobernar para todos los castellano-manchegos en los que serán sus últimos cuatro años al frente del Ejecutivo autonómico. Tiene todo a su favor y le deseamos que acierte porque su triunfo será también el triunfo de todos los castellano-manchegos.