El Gobierno de Castilla-La Mancha no necesitaba acordar con nadie la recuperación de Castilla-La Mancha tras la grave situación que está sufriendo la región por la pandemia del coronavirus. El PSOE tiene una holgada mayoría absoluta y podría abordar la recuperación de la misma manera que está gestionando, con mayor o menor acierto, la crisis sanitaria y lo que lleva implícito a todos los niveles.
Sin embargo, el PSOE de Emiliano García-Page ha optado por compartir la salida de este trágico embrollo con la ayuda de los demás partidos políticos con representación parlamentaria, aunque a la postre se ha quedado fuera el PP, grupo que representa a casi un tercio del electorado de la región. No es cuestión de buscar culpables a esta falta de entendimiento -por una parte, no se ha puesto el interés suficiente para integrar a todos en el acuerdo y, por otra, no ha habido interés suficiente en integrarse-, pero la realidad es que el pacto nace cojo y no ha conseguido superar el sistema de bloques habitual: El del que gobierna y el del que se opone. Eso sí, a Page y al PSOE les viene muy bien Ciudadanos para sostener el argumento de que se entienden con todos menos con el PP de Paco Núñez. Habría que ver qué dirían Podemos y Vox si estuvieran en el parlamento autonómico.
Mientras tanto, los que sí reivindican los logros obtenidos para la región gracias al pacto para la reconstrucción son los diputados de Ciudadanos. Y alguno de ellos sin olvidar que siguen siendo oposición y que lo que han firmado no es un pacto de gobierno. Es el caso de la diputada ciudadrealeña Úrsula López, uno de los grandes activos del partido naranja en Castilla-La Mancha. López ha defendido los logros conseguidos porCiudadanos "dialogando y negociando; esto es política útil”, ha reivindicado la diputada sobre el importante papel de su partido en el acuerdo.
Y al mismo tiempo, la diputada, que durante estos meses no ha dejado de ejercer su trabajo como médico de Atención Primaria y está siendo testigo directo de la crisis sanitaria, ha denunciado la “falta de liderazgo y pésima gestión” del Gobierno de Castilla-La Mancha de la pandemia, señalando que “nuestra sanidad venía ya de una situación crítica que ha sido agravada por la crisis”, recordando que “pese a la propaganda del PSOE, la realidad es que ahora se está invirtiendo en sanidad todavía menos que hace diez años”, y alertando de que los profesionales de centros de salud, hospitales y residencias de mayores “están al límite de su capacidad, con el riesgo que ello supone para los pacientes”.
Pocos han sido tan duros con el consejero de Sanidad como esta diputada que, pese a todo, considera necesario pactar la recuperación con el Gobierno al que pertenece Jesús Fernández. Úrsula López dijo ayer en las Cortes que “en ningún momento se han cerrado centros de salud durante esta crisis”, resaltando la “absoluta dedicación y empeño de los profesionales”. Y lamentó el colapso de los servicios de urgencias de varios hospitales de la región durante los días de mayor incidencia del virus, días en los que, tal y como recordó, “el consejero de Sanidad decía que había camas libres y respiradores suficientes cuando los que estábamos al pie del cañón sabíamos perfectamente que no era cierto”. La realidad, tal y como ha indicado la diputada, es que faltaron mascarillas, equipos de protección individual, respiradores y test diagnósticos.
Podría haberlo dicho más alto, pero no más claro.