Confidencial

El derecho de Paco Núñez a quedarse solo y ejercer la oposición como mejor le parezca

15 junio, 2020 00:00

Es verdad que el Partido Popular de Castilla-La Mancha, bajo liderazgo de Paco Núñez, se ha quedado solo en el arco parlamentario de la región al no apoyar el Pacto por la Reconstrucción de la comunidad autónoma que ha impulsado inteligentemente el presidente socialista de la Junta, Emiliano García-Page. El pacto está dotado sobre el papel con un presupuesto de más de mil millones de euros y ha contado, además del PSOE, con el apoyo de Ciudadanos, un partido que ha entendido que la mejor manera de servir a los castellano-manchegos en un momento tan difícil como este es firmando acuerdos en positivo con el Gobierno regional. Los socialistas se han llevado a su terreno al partido naranja que lidera Carmen Picazo en la región y juntos se han comprometido en un gran acuerdo que, si sale bien y se cumplen sus contenidos, puede ser un importante revulsivo para sortear la crisis en Castilla-La Mancha.

El Partido Popular, sin embargo, no lo ha entendido así y no ha querido sumarse, al menos de momento, a este pacto en el que Page tiene depositadas muchas esperanzas como presidente de la Junta. El líder regional de los populares, Paco Núñez, ha optado por mantener un criterio propio frente al PSOE y Ciudadanos y no cree que ese acuerdo, ideado e impulsado por Page, vaya a ser la solución a la crisis que se nos viene encima a los castellano-manchegos. Al menos, no sin incluir las propuestas del PP. Núñez, en este sentido, ha presentado su propio plan frente a la crisis con decenas y decenas de medidas que han sido menospreciadas por los socialistas y sobre las que realmente no se ha entablado diálogo alguno entre las tres fuerzas políticas. Al menos, un diálogo serio y a fondo de verdad: en realidad todo este proceso entre el PSOE y el PP ha sido un banal cruce de acusaciones entre los dos partidos en el que, ni unos ni otros, han tenido voluntad real de entenderse e incluso ambos parecen haberse sentido cómodos en el desencuentro, el reproche y la crispación. Ni al PP le ha interesado el plan de Page, ni el PSOE ha hecho el más mínimo caso a la propuesta de Núñez, y en este contexto hay que enmarcar la situación política actual en Castilla-La Mancha, independientemente de que luego, en el fondo, se copien unos a otros las ideas. No quieren dejarse ganar terreno político y juegan al cálculo y el tacticismo.

En todo caso, y más allá de interpretaciones, tanto derecho tiene Page a lanzar su plan como Paco Núñez a rechazarlo y ejercer su legítimo derecho a la oposición. Eso no es cuestionable. Al presidente Page desde luego esa imagen de “aislamiento político” del PP puede venirle bien para diseñar su estrategia política regional, pero también es verdad que Núñez se está presentando en Castilla-La Mancha como un líder político con personalidad e ideas propias y que, por mucha presión que reciba del PSOE, se mantiene firme en sus posiciones, y eso puede venirle bien. Se equivocará o no, pero Paco Núñez tiene sus propuestas para la recuperación de Castilla-La Mancha y no piensa firmar ningún acuerdo en el que al menos no se hayan debatido, un perfil que muchos ciudadanos aplaudirán por su no seguidismo al poder socialista y por tener su propia alternativa de gobierno. La dura actitud de los socialistas contra Núñez en las últimas semanas por no sumarse al acuerdo es una estrategia política legítima y respetable, pero a veces desde el PSOE se han pasado de frenada con duras acusaciones que, a su vez, han encontrado un fuerte eco en el PP y entre ambos han generado un bucle de tensiones y división social poco recomendable en estos momentos.

La vía del entendimiento es la mejor en esta situación crítica para Castilla-La Mancha, pero ese camino nunca se encontrará si no existe voluntad entre las partes de trazarlo y recorrerlo. El diálogo y el entendimiento tienen que ser actitudes reales y no pueriles impostaciones para marcar posiciones ante el electorado.