La expresidenta de Castilla-la Mancha, María Dolores de Cospedal, y su marido, Ignacio López del Hierro, están viviendo uno de los peores años de su vida. En este aciago 2020 han recibido un duro golpe en lo personal y ahora están sufriendo un acorralamienmto judicial y mediático en lo profesional. A esto último podría decirse que ya están acostumbrados si fuera posible acostumbrarse a tan desagradables experiencias.
Tanto Cospedal como López del Hierro se contagiaron del coronavirus. Él lo padeció con virulencia y tuvo que permanecer casi dos semanas hospitalizado en el Virgen de la Salud de Toledo pensando que podía ocurrir lo peor ya que en aquellos momentos las muertes por el virus se contaban por cientos diariamente. La prueba de lo grave que estuvo es que llegó a perder casi 20 kilos en apenas quince días. Los que les conocen saben lo terriblemente mal que lo pasó el matrimonio.
Recuperados casi totalmente y después de la etapa veraniega las cosas han vuelto a torcerse para ellos. Ahora en lo profesional y derivado de la herencia del paso por la vida política de Cospedal. El excomisario Villarejo, por cuyas grabaciones tuvo que abandonar la actividad política, se ha vuelto a cruzar en el camino de la pareja.
La pasada semana trascendió que laFiscalía Anticorrupciónha solicitado al juezManuel García Castellón, de la Audiencia Nacional, la imputación de Cospedal y su marido, así como del exministro de Interior del PP,Jorge Fernández Diaz,en la pieza conocida como Kitchen, en la que se investiga el presunto espionaje al extesoreroLuis Bárcenasa cargo de fondos reservados.
Aunque en el entorno de Cospedal y López del Hierro consideran que es una cortina de humo, que es una "cacería" con las grabaciones alteradas, la realidad es que una imputación podría suponer para Cospedal un duro revés profesional porque su presencia en un despacho como CMS Albiñana& Suárez de Lezo no se podría mantener en esas condiciones.
Y luego está el uso político que se está haciendo del caso y de su figura, sobre todo en Castilla-La Mancha. Fue la secretaria general del PP y una mujer que no ha dejado grandes amigos en los medios de comunicación más influyentes. De hecho pocos han salido a defenderla y cuando lo han hecho han sido en el marco general de la defensa partidaria realizada por las cabeceras o radios más próximas al PP.
El escrito del Fiscal Anticorrupción pidiendo la imputación de Cospedal se basa en la suposición de que tenía un doble interés en espiar y sustraer la documentación sensible al extesorero Luis Bárcenas: en lo personal y en lo político. Hasta el momento, en todos los casos judiciales en los que ha estado implicada, ya sea por iniciativa propia o por denuncias ajenas, o los ha ganado o ha salido indemne. Ahora está por ver el resultado de la petición del fiscal, pero si el juez decide finalmente imputar al matrimonio las cosas se le va a poner complicada a Cospedal, y de paso al PP, tanto a nivel nacional como regional.
En Castilla-La Mancha, en una situación pandémica en la que nuestra región sale muy mal parada en los datos globales de contagios y muertes por el coronavirus, el caso Kitchen es un regalo de oro para los intereses políticos y electorales del Gobierno regional y del partido que lo sostiene, el PSOE. Emiliano García-Page y los suyos siguen sacando rédito a la figura de Cospedal después de usarla casi como único argumento político contra el PP durante dos legislaturas consecutivas. Y cuando parecía que se había quemado el argumento surge Kitchen y un fiscal convencido de que el juez debe imputarla, junto a otros dos exdirigentes del partido, por espiar, por robar documentación y por corromperse al pagar todo ellos con fondos del estado. todo ello supuestamente.
El PSOE-CLM, sin esperar lo que decida el juez, ha exigido a la actual dirección del PP regional que de la baja a Cospedal en el partido, le quiten los honores y que renueven la cúpula directiva por ser heredera "a dedo" de la expresidenta castellano-manchega. Por cierto, insisten en que le quiten un título de presidenta de honor del PP-CLM que nunca ha tenido. Están convencidos en el PSOE de que Cospedal es todavía, después de tantos años, su mejor baza electoral. Y ella, a su pesar, sigue ganando batallas para la causa.