Si hay algo por lo que no se le puede criticar Paco Núñez, presidente del PP de Castila-La Mancha, es por su capacidad de trabajo. No desaprovecha ni un solo minuto del día, incluidos sábados y domingos. A los que le siguen les lleva con la lengua fuera por su incansable disposición a viajar, organizar, celebrar reuniones o encontrarse con los medios. También hace algo de vida en las Cortes, pero sabe que no es ahí donde se ganan las elecciones.
Paco Núñez está convencido, y así se lo transmite a su gente, de que dentro de dos años será presidente del Gobierno de Castilla-La Mancha. Internamente, de aquí a 2023 le falta por resolver los congresos provinciales de Toledo, Guadalajara y Cuenca. El de Guadalajara está en vías de solución y los otros dos puede que no tarden. Sus relaciones con Madrid son cordiales, pacíficas y colaborativas. Entre otras cosas porque nunca se ha puesto en duda su lealtad a Pablo Casado ni fue Núñez de los que a la primera de cambio, en público o en privado, pidieron la cabeza del secretario general, Teodoro García Egea. Todo lo contrario. Y especialmente fluida es su relación con la dirigente de moda del PP, Isabel Díaz Ayuso.
Precisamente en Ayuso tiene puestas sus esperanzas el PP de Castilla-La Mancha. O al menos parte de ellas. Consideran que si la presidenta madrileña consigue mantenerse en el cargo tras las elecciones de mayo, el efecto de su victoria tendrá repercusión sobre el resto del partido y muy especialmente en las regiones y zonas limítrofes con Madrid. De esta forma, el tsunami favorable al PSOE que barrió al PP en Castilla-La Mancha en las últimas autonómicas y municipales cambiaría radicalmente la tendencia a favor de los “populares” y les permitiría recuperar poder en ayuntamientos y diputaciones. Y también, creen, a nivel regional.
No lo dicen solo por el efecto Ayuso sino porque la última encuesta que ha hecho el PP castellano-manchego, que guardan como oro en paño, arroja unos resultados muy positivos para ellos. Algunos de los datos a los que ha tenido acceso este Confidencial indican que el PSOE perdería la mayoría absoluta y pasaría de los 19 diputados actuales a 15; el PP ganaría cuatro diputados, pasando de los 10 actuales a 14; Vox lograría al menos 4 diputados y Ciudadanos se quedaría fuera del parlamento autonómico. Esto en los momentos actuales, sin contar el efecto beneficioso que pueda tener para el PP el cambio de tendencia del voto nacional, si es que se produce.
Al margen de los datos de las encuestas, que siempre son fiables para los que ganan y dudosos para los que pierden, lo que todo el mundo tiene claro es que a día de hoy no hay nada seguro respecto a las autonómicas de 2023. Es decir, habrá partido.